El investigador Ángel Viñas ofrece un seminario sobre Aproximación filosófica a las virtudes en la Escuela Internacional de Filosofía Intercultural

25/04/2024

Celebrado los pasados 5 y 6 de abril, constituye el segundo de un ciclo organizado sobre Valores humanos que se desarrolla a lo largo de este año.

La intervención del investigador del departamento de humanidades y filosofía Ángel Viñas fue guiada bajo el título “Conocer el bien y hacer la verdad. Aproximación filosófica a las virtudes.” El grupo estuvo presidido por Berta Meneses y Raúl Fornet-Betancourt, del directorio de la EIFI. El grupo, de más de 20 participantes, contaba con asistentes cubanos, ecuatorianos y de diversas zonas de España. Entre ellos había profesores de filosofía de centros educativos, personas cercanas a la comunidad religiosa que vive en la Casa de Espiritualidad. La dinámica del fin de semana ha sido una exposición de Ángel de los temas centrales, acompañado de la lectura de una selección de textos filosóficos que había repartido, y que después se dialogaban. según el investigador de la Universidad Loyola: "La participación fue rica en el diálogo generándose un clima de confianza y búsqueda sincera, de ánimo en la búsqueda de luces ante el panorama presente que no siempre está lleno de buenas noticias".

En la primera sesión, el experto partió de las preguntas sobre la actitud filosófica fundamental: ¿Cómo se aproxima la filosofía al tema del bien? ¿Qué supone el socratismo hoy frente a la deriva heideggeriana y hermenéutica? ¿Es posible hoy la verdad y el bien en la era postmetafísica, como se la ha definido?

El investigador citó a autores como M. García-Baró, y su obra Filosofía socrática: “Hay dos modos de entender la filosofía, que han quedado clásicamente representados para siempre: el uno, en los dos capítulos primeros de los libros Metafísicos de Aristóteles; el otro, en la Defensa de Sócrates escrita por Platón. Según el primero, el filósofo, el hombre, de nada necesita menos que de la filosofía. Sólo cuando otras actividades culturales han cubierto nuestras verdaderas necesidades, e incluso sólo después de que las carencias de diversiones también están suprimidas, por ciertas artes de segundo orden, entonces, en el ocio perfecto, nace la filosofía.”

Las virtudes en el pensamiento clásico

El segundo día, tituló su sesión “No se puede entregar un cuchillo a un niño”, en la que reflexionó sobre las virtudes en el planteamiento clásico: Aristóteles y Francisco Suárez. Respondiendo a las preguntas ¿Qué virtudes hay? ¿Cómo se adquieren? ¿Cómo se relacionan?

Entre los textos a los que aludió durante su seminario citó ampliamente a Aristóteles en su Ética a Nicómaco: “Después de esto tenemos que considerar qué es la virtud. Puesto que las cosas que pasan en el alma son de tres clases, pasiones, facultades y hábitos, la virtud tiene que pertenecer a una de ellas. Entiendo por pasiones apetencia, ira, miedo…”

También aludió a Francisco Suarez en sus Tratados Morales: “La ciencia y el arte no hacen bueno al hombre sino según algún requisito. Sin embargo, la virtud moral da lugar a lo bueno absoluto incluso sin lo puro intelectual”.

El bien y la verdad

La tercera sesión se tituló “Hacer y vivir la verdad”. ¿Qué significa que sólo quien busca la verdad la conoce? ¿Qué significa que hacer el bien supone estar en la verdad? ¿Qué poder tienen las condiciones existenciales para conocer u ocultar la verdad? A vueltas con Fichte, Kierkegaard y Ellacuría.

De este último citó su trabajo Función liberadora de la filosofía “Toda filosofía nueva ha surgido por insatisfacción del filósofo.” Y cuando se pregunta, para qué sirve la inteligencia, responde Ellacuría: “Para liberar al hombre y también para oprimirlo y retenerlo.”

Algunas alusiones a Fichte como: “La verdad procede exclusivamente de la conciencia moral” (El destino del hombre)

La paciencia y la fortaleza

La última giró en torno a las virtudes filosóficas cardinales hoy: paciencia y fortaleza.  ¿Cómo ser paciente hoy? ¿Qué nos dice la filosofía clásica sobre la paciencia y la fortaleza? ¿Por qué hoy son absolutamente necesarias estas virtudes?

Así, algunas de las respuestas estaban en los textos Housset: “En la historia de la ética, el paso de la preocupación de la felicidad a la pura moral de la obligación, según la cual el hombre alcanza su esencia en la obediencia a la ley, ha conducido a la casi desaparición de la virtud de la paciencia, y eso que ella había podido ser comprendida hasta el final de la filosofía medieval como la raíz de todas las virtudes. (La douceur de la patience. La patience retrouvée).

Citando también las enseñanzas de San Agustín: “Los pacientes prefieren soportar el mal sin cometerlo antes de cometerlo sin soportarlo”. La paciencia de los rectos “da fuerzas para sufrirlo todo con fortaleza”.

Ángel Viñas Vera es doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia Comillas con una tesis sobre el pensamiento de Kierkegaard y la fenomenología francesa. Actualmente sigue analizando al aporte de Kierkegaard a nuestra vida personal y social, así como la filosofía judía y rusa contemporáneas. Es profesor de Ética, Pensamiento Cristiano y Humanismo en la Universidad Loyola.

Este seminario se celebró con la colaboración del ProyectoI+D+i  de la Universidad Loyola Ética y justicia cosmopolita en la Escuela ibérica de la paz y la escolástica iberoamericana: aportaciones del pensamiento y tradición jesuita (2021-2024; PEMOSJ2, ref. PID2020-112904RB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación. Cuyos investigadores principales son Juan Antonio Senent y Eduardo Ibáñez, también del departamento de Humanidades y Filosofía.

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