La Universidad Loyola celebra sus jornadas de cultura vocacional con el fin de inspirar aptitudes profesionales y propósitos vitales

07/03/2024

En el marco de la Semana Ignaciana celebrada entre los días 4 y 8 de marzo, la Universidad ha celebrado la Jornada de Cultura Vocacional, con el propósito de celebrar cómo concebimos la universidad desde el punto de vista ignaciano.

Una jornada con el fin de fomentar la reflexión, el discernimiento y el desarrollo integral de los estudiantes en relación con sus vocaciones personales y profesionales. Para ello toda la jornada ha estado presente en el campus de Sevilla Fonfo Alonso-Lasheras S.J. delegado Provincial de Vocaciones, que además ofreció una charla coloquio dirigida a los profesionales titulada "Hacia una cultura vocacional en la Universidad Loyola".

Además, se han diseñado una serie de actividades encaminadas a promover la reflexión tanto en los estudiantes como en el personal docente y de servicios sobre sus intereses, habilidades y valores para que supongan una ayuda a identificar y comprender mejor tanto las trayectorias profesionales y personales como la forma de acompañar a los jóvenes por parte del personal de la universidad.

La actividad central, dedicada principalmente a los estudiantes y celebrada de forma simultánea en todos los campus ha sido una serie de mesas redondas denominadas “Vidas con sentido”. En las mismas, tanto personal como alumnos, alumni o invitados han expresado lo que ha supuesto en su trayectoria la búsqueda de este sentido. Un espacio que ha tratado de inspirar a los estudiantes a reflexionar sobre las vocaciones personales y profesionales, a través de los testimonios auténticos de personas comprometidas.

“Una llamada a responder a la intuición de qué lugar tengo en el mundo"

Según palabras de Nacho Andrio, responsable del Servicio de Evangelización y Diálogo en el campus de Córdoba, tras el Día del desarrollo, celebrado en la jornada anterior en la que completamos el mundo, en esta jornada reflexionamos sobre las respuestas que queremos dar, para ello llamamos a la vocación, como “una llamada a responder a la intuición de qué lugar tengo en el mundo y puedo hacer algo, y cuando soy capaz de responder a esa llamada siento que estoy donde tengo que estar”.

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También ha participado Valentín Aguilar Villuendas, Abogado presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, que ha participado en las jornada de cultura vocacional para contar como decidió que su propósito era ayudar a los demás, y desde entonces se encarga de caminar junto a los más vulnerables, especialmente los privados de libertad, una oportunidad personal que aprovechó y le hizo ser feliz, por lo que esa fue su vocación y espera que siga siéndola.

Observar lo que hay alrededor para inspirarse

Ignacio De Quinto Saco, alumno del grado de comunicación y presidente de Alpha Sigma Nu, fue la voz desde la juventud que animó a los estudiantes que participen de su entorno para ver lo que tienen alrededor y busquen cual es la realidad que les inspire a la vocación de ayudar a los demás y contribuir a solucionar los problemas que existen actualmente en el mundo”.

En el campus de Granada la jornada fue moderada por Miren Junkal Guevara Llaguno, investigadora y coordinadora del programa de Doctorado en Teología, ha contado con los testimonios de Luna Terrer Álvarez, responsable de la Biblioteca de la Facultad de Teología y de Rodrigo Mauricio Madrid Vega, alumno de grado de la misma facultad.

La moderadora comenzó interpelando a los intervinientes acerca de cuál es su concepto de vocación. Ellos han expresado la idea de vocación como una “llamada” para configurar la vida de manera particular. En ese aspecto, Rodrigo, por su condición de religioso, especifica en su caso que “entiende esa llamada como un diálogo con Dios y que, por tanto, la vocación no es un proceso individual, que no depende enteramente de uno mismo”. En el caso de Luna, la concibe como una “manera de estar uno en la vida”, una manera influenciada por la vida y la influencia de otros, para señalar que “la vocación es algo que se aprende”.

¿Cómo acertar en la vocación?

Rodrigo expresa que “hay opciones en la vida que van marcando el rumbo de la persona a lo largo del tiempo, de su existencia” y que, en su caso, su vocación estuvo muy influenciada por su preocupación por ayudar al otro. En el caso de Luna, insiste en diferenciar profesión y vocación, y define la idea del “acertar” en la vocación como “un deseo que uno nota y que hace que no tenga uno la sensación de traicionarse a sí mismo” y, como Rodrigo, siempre con una actitud de servicio.

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¿Cuándo nos referimos a profesión, a qué nos referimos?

Según Luna, cuando hablamos de “profesión” nos referimos a las maneras de ganarse la vida y que ahí entraríamos en el debate de qué profesiones tienen más tirón por ser económicamente más favorecedoras en contraposición con aquellas que no tienen tantas “salidas”. Rodrigo habla de profesión como “aquello que lo mueve a uno a vivir” y que “está por encima del dinero”.

¿Trabajo/profesión/vocación?

En este sentido, Junkal planteó este trio como algo que genera miedo: la alineación de trabajo-profesión-vocación. Luna habla de que la “propia experiencia vital nos ayuda a descubrir estas verdades por separado” y que ella, particularmente “diferencia los tres niveles”. De la misma manera, habla de las tareas que tienen un componente fuerte de vocación, son más llevaderas y que, en muchos ámbitos, ese impulso vocacional acaba originando “aprovechamientos y abusos laborales” por parte de las empresas, para concluir que “hay que profesionalizar la buena vocación, dotando a esos profesionales de las mejores condiciones para desarrollar su trabajo”. Rodrigo insiste, a la hora de valorar estos niveles, en la importancia de “ser coherentes con lo que uno quiere”.

¿Crisis de la vocación?

Rodrigo entiende las crisis vocacionales como un momento de “reconfigurar” los momentos vitales de cada uno, y que, esas crisis son precisas, como momentos de desencanto, para “ayudar a crecer en lo que buscamos o queremos ser”. Luna ha dejado de vivir las crisis como “tragedias” para transformarlas en oportunidades de crecimiento. Define este cambio como el camino de “moldear mi realidad a partir de lo que tengo en cada momento”.

¿La crisis de la vocación como algo que, al suceder, es capaz de tirar todo por la borda?

A juicio de Luna, “es normal que las crisis existenciales llevan aparejadas crisis vocacionales” aunque, puntualiza que “entiendo que las crisis vocacionales en el caso de l@s religios@s son auténticas crisis vitales” y que, en su caso, el impacto es diferente.

¿Qué es para ti, por tanto, el concepto de profesión?

Rodrigo completó su grado en Lingüística antes de ingresar como postulante en la Orden de Agustinos recoletos. En su caso, su vocación “religiosa” le llegó a través de un proceso fuerte de discernimiento desde pequeño -él lo sitúa en los estudios de secundaria-. Su amor por las letras le llegó por vinculación familiar -su madre es docente y con participación en tareas editoriales-, por lo que, el estar relacionado con las letras lo ha vivido siempre en casa.

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Luna, por otra parte, pensó desde pequeña trabajar en el ámbito de la medicina, pero acabó estudiando biblioteconomía…por la inquietud de tratarse de una profesión que implicaba leer mucho -cosa que le ha gustado desde pequeña-. Su profesión actual le hace sentir, día a día, que está realizando un camino de servicio al otro y que, además, ese camino y esa labor le ayuda a aprender muchísimo.

En el campus de Sevilla la mesa estuvo liderada por el profesor y artista Paco Pérez Valencia, planteando una cuestión de la que nunca hablamos con la celeridad con la que existimos. Plantearnos cómo hacemos las cosas, de vocación, el amor, y no solo hablamos de profesiones, hablamos de esa fuerza poderosa que llega y que llamamos vocación.

Abraham Parrón Rivero, profesor asociado de comunicación en la Universidad Loyola, comenzó su intervención con la lectura de un poema, poema de su padre, poeta, de Cazalla de la Sierra, Antonio Parrón. Un poema dedicado al propósito en la vida y a la vocación, que el profesor lee siempre en su primera clase. El profesor de arte habló de su vida, su propósito y de cómo le habla al niño que fue, que quería cambiar el mundo con tan solo diez años, decirle “que no estaba equivocado, que era posible cambar el mundo de muchas formas”.

Lucía Rivas Pérez, alumni de Máster de Abogacía y Asesoría Jurídica y actualmente Abogada en EY habló sobre el esfuerzo principalmente, el ponerle “ganas” a lo que quieres y tenerlo claro. Por último, José Antonio Ordóñez Fernández, catedrático senior y coordinador del Grado de Medicina de la Universidad Loyola destacó el papel de cómo a lo largo de toda una vida van cambiando las personas, van cambiado las llamadas, y destacó el propósito y la llamada que sientes a hacer algo en la vida, tanto personal o profesional, e influyen muchos aspectos como el entorno, valores, como el cuidado a los demás, presente en la medicina. “Pero es necesario trabajarla y orientarse para buscar el lugar adecuado”, aclaró el catedrático. Todas las sesiones finalizaron con un momento para la conclusión y para establecer compromisos en los que trabajar a partir de este momento.  

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El servicio de Evangelización y Diálogo de la Universidad Loyola, en el marco de la celebración de la Jornada de Cultura Vocacional y en el marco de "Los miércoles del Sed" celebró también una mesa redonda acerca de la vocación al amor. La presentaron alumnos pertenecientes a Espíritu Crítico donde se expusieron ideas a favor y en contra de "amor para siempre" hoy en día. También se contó con el testimonio de una pareja de señores mayores que vienen de la Residencia de Ancianos de San Juan de Dios de Sevilla con la que los presentes pudieron dialogar.

Una universidad comprometida con el desarrollo integral de los estudiantes y del conjunto de la sociedad

Esta jornada se realizó con el fin de reflexionar sobre cómo los talentos y pasiones de los jóvenes pueden contribuir al servicio y la sociedad. También el objetivo fue ofrecer recursos y profesionales que puedan ofrecer orientación vocacional, asesoramiento profesional y ejemplos de experiencias laborales en diversas áreas. Fomentar el compromiso, la creación de comunidad y, en definitiva, cultivar un ambiente donde los estudiantes puedan reflexionar sobre su propósito, valores y aspiraciones, integrando estos elementos en su formación académica y personal dentro de una universidad comprometida con el desarrollo integral de los estudiantes y del conjunto de la sociedad.

Un día para recordar aprehender la realidad tal como es, cuestionar las decisiones que uno va tomando, tanto a nivel profesional como personal, para favorecer la inclusión, el bien común y la sostenibilidad del planeta. Para encontrar tu resonancia con el mundo, a través de la propia vocación profesional y propósito vital.

El proyecto educativo de la Compañía de Jesús, quiere ser un proyecto integral que tenga a la persona en el centro. Eso implica que la experiencia universitaria no sólo sirve para la cualificación profesional de los alumnos, sino que también motiva la búsqueda de horizontes de sentido para su desarrollo personal y comunitario. Conviene además considerar que las Universidades con espiritualidad ignaciana buscan colaborar a la transformación del mundo a través de la docencia, la investigación, la transferencia del conocimiento y del compromiso profesional y social de sus egresados; para ello, es imprescindible cultivar la dimensión vocacional de sus estudiantes y así se reconoce en el actual Proyecto Apostólico del Sector Universitario (PASU): Saber para servir.

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