Una apuesta por un espacio ecuménico de diálogo e integración

En una época como la actual, donde las religiones se convierten en muchas ocasiones en causa de discordia cuando no de beligerancia, plantear la base común de dos religiones como el judaísmo y el cristianismo supone apostar por un espacio ecuménico de diálogo e integración. Para ello nada mejor que partir de textos tan emblemáticos y de tanta trascendencia como como los bíblicos, que han dado lugar el imaginario no solo de judíos y cristianos, sino de buena parte de la humanidad, prueba de ello, es su huella en multitud de plasmaciones artísticas.

Acercarnos a las diversas relecturas que los textos han tenido a lo largo de la Antigüedad, supone reconocer que la influencia de la Sagrada Escritura no ha sido solo directa, sino en muchos casos indirecta, marcando el destino de las futuras generaciones, algo a lo que también estamos llamados a dar respuesta en un tiempo de incertidumbres como el nuestro. Igualmente, las relecturas contextuales ofrecen pistas para una síntesis teológica en diálogo con los datos de la Escritura, de la interpretación patrística y el del tiempo en el que nos encontramos.

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