Carmen Aguado, alumni de ADE: "Sentimiento de pertenencia y de cercanía, valores íntegros, autenticidad y, por supuesto, el sentirse arropado: esto diferencia a Loyola"

30/05/2022

Carmen Aguado es alumni del Grado en Administración y Dirección de Empresas. Su paso por la Universidad Loyola, según ella misma explica, marcó "un antes y un después" en su vida. En este sentido, asegura que "estudiar en Loyola significó desde el primer día ver la meta y alcanzarla con decisión".

Tras estudiar Grado en Administración y Dirección de Empresas en Loyola, Carmen se especializó realizando un Máster en Dirección de Márketing y Gestión Comercial y un Curso de Especialización CEKAM Ley Account Manager. Su primer contacto con el mundo laboral lo tuvo en 2017 en Queraltó dedicándose a la gestión de relaciones con los clientes y optimización de la experiencia en el canal online. Más tarde, fue ampliando experiencia y curriculum profesional en Truhán & Franda, como founder y desarrollo de negocio online. En 2018 Instituto Español la contrató para su desarrollo comercial y marketing, hasta 2021 cuando dio el salto a los Laboratorios Galderma como Ecommerce Key Account Manager. 

Pregunta (P): ¿Qué te hizo elegir la Universidad Loyola para formarte?

Respuesta (R): En mi infancia me enfrenté a situaciones que me hicieron estar algo dispersa en cuanto a los estudios. No era académicamente mala, todo lo contrario, pero necesitaba a alguien que mostrara interés en mí, pues era la forma de motivarme y sentirme arropada y querida. La suerte fue que mi colegio, Highlands, estuvo encima de mí por voluntad propia con cariño y paciencia. Así que yo buscaba eso mismo que viví, durante 15 años, en mi universidad. Y eso fue lo que encontré. Una amiga entró en la primera promoción de Loyola, un año antes que yo, y me comentó lo contenta que estaba.

«Sentimiento de pertenencia y de cercanía, valores íntegros, autenticidad y, por supuesto, el sentirse arropado; esto diferencia a Loyola»

(P): ¿Qué significó para ti estudiar en Loyola? 

(R): He estado en dos universidades más a parte de Loyola; primero, en el CEU de Madrid, y, luego, en la de Sevilla dos años de ADE. Así que, con criterio y siendo imparcial, puedo responder a esta pregunta diciendo directamente que Loyola fue un antes y un después en mi vida. 

Estaba perdida, y, como soy muy exigente conmigo misma, enfadada porque no conseguía encontrarme a mi misma, ni motivación para hacerlo. Lo cual eso hacía la bola más grande. Llevaba mucho tiempo andando y no veía el final del camino, por supuesto casi asumiendo que no llegaría a tiempo, es decir, que no alcanzaría siquiera el porvenir que todos esperan de mi. Estudiar en Loyola significó desde el primer día ver la meta y alcanzarla con decisión.

Foto Entrevista 1

(P): ¿Qué crees que diferencia a Loyola de otras Universidades?

(R): Sentimiento de pertenencia y de cercanía, valores íntegros, autenticidad y, por supuesto, el sentirse arropado; esto diferencia a Loyola. Porque profesores universitarios buenos he tenido, pero ¿con valores, profesionalidad y que vayan más allá de lo académico? Eso es otra liga.

«Entender la relación que existe dentro de la empresa es vital para ejercer cualquier puesto con profesionalidad, y eso Loyola te lo enseña desde las aulas»

(P): ¿Cómo se ha reflejado tu preparación académica en el desarrollo de tu actual puesto de trabajo?

(R): A parte de lo anteriormente descrito, otra de las ventajas de Loyola que siempre comento entre alumnos o incluso cuando me preguntan por mi experiencia, es el programa académico tan completo que tiene.

Actualmente soy Key Account Manager de Galderma, Laboratorio Farmaceútico enfocado en el cuidado de la piel. Y es precisamente un puesto que requiere una visión 360º en todas las áreas. Gestionar clientes significa, por no extenderme demasiado, saber a quién vender, qué vender, cómo venderlo y el por qué. Y esas son preguntas que engloban todos los departamentos de una empresa: ¿Es rentable desde el punto de vista financiero? ¿Viable desde producción y logística? ¿Qué puedo hacer para incentivar las ventas desde las estrategias de marketing? ¿Alcanzo los objetivos que fija dirección?

Obviamente la experiencia es un grado y no hay nada que te enseñe más que eso, pero entender la relación que existe dentro de la empresa es vital para ejercer cualquier puesto con profesionalidad, y eso Loyola te lo enseña desde las aulas.

(P): En el contacto con el mundo laboral ¿qué te aportó la Universidad?

(R): Una de mis primeras experiencias profesionales fue en una empresa de suministro médico, a la cual llegué a través del servicio de Carreras Profesionales. Dediqué mi verano a ello, y fue enriquecedor para mi CV y, sobre todo, para mi actual puesto. En este caso, prácticamente era gestionar clientes que, siendo de material médico, tenían necesidades especiales de urgencia y tenías que saber a lidiar con ellos. Este argumento me sirvió posteriormente de cara a lo que desarrollo en la actualidad.

«Lo que más valoro de mi formación, el que, en Loyola, me hayan seguido impulsando lo que me enseñaron desde que tengo uso de razón; ser buena persona y ser auténtica en el trabajo»

 (P): ¿Qué valoras más de tu formación? ¿Qué te ha aportado también personalmente?

 (R): Aplico mis valores personales en el ámbito profesional, y creo que es lo que más valoro de mi formación, el que, en Loyola, me hayan seguido impulsando lo que me enseñaron desde que tengo uso de razón; ser buena persona y ser auténtica en el trabajo, manteniendo toda mi esencia.

Honestidad, transparencia y entrega, son algunos de esos valores que no se encuentran en cualquier universidad.“¿De qué sirve ganar el mundo, si al final pierdes el alma?”

 (P): ¿Qué le dirías a un estudiante en su primer día en la Universidad Loyola?

 (R): Le contaría la regla 10-90, a veces no tan obvia cuando debería serlo. El 10% de lo que pasa está fuera de tu control, pero el 90% restante es fruto de cómo reaccionas a lo que pasa. Así que no te bloquees cuando tengas una circunstancia complicada o cuando algo no salga como te esperabas; todo tiene solución. Pero es importante aceptar que esa solución no significa alcanzar siempre lo que quieres o esperas; sino aprender a ser feliz con ello. Si tienes que mejorar, para la próxima mejorarás. Y si no se trata de mejorar, simplemente hay que aprender a aceptar. Sufrir es totalmente opcional.

 (P): ¿Podrías citar algún momento importante o qué te traiga buenos recuerdos de tu paso por la Universidad?

 (R): Concretamente han sido dos. El primero, sobre la asignatura de costes. La veía imposible porque a todo el mundo le costaba (nunca mejor dicho), y directamente la dejé. Ni lo intenté. Sólo en la última convocatoria, acudí a todas las clases porque no me quedaba más remedio, y estuve a una décima o dos de sacar un 10 redondo. Fue un momento importante porque ahí comprendí que uno puede conseguir todo lo que se proponga con autodeterminación, voluntad y constancia.

El segundo, más importante y de manera general sin fecha concreta, el cruzarme con una persona muy importante que determinó básicamente mi vocación profesional. Pilar Castro, que por entonces era profesora de Dirección de Marketing, me hizo confiar en mí misma e hizo que recuperara parte del amor propio que había perdido. Amor propio que es fundamental para atreverse con todo y no rendirse.

 (P): ¿Recuerdas algún proyecto o actividad de innovación docente en tu paso por la Universidad?

 (R): Recuerdo con bastante orgullo L'Oréal Brandstorm, que era un concurso para idear un proyecto según el objetivo que marque ese año la marca. En nuestro año, el objetivo fue acercar la marca La Roche – Posay a los jóvenes, y usamos varios recursos, como el estudio de grabación, para hacer un spot, entre otros. Eso nos acercó de manera más táctica y pragmática al mundo laboral. Cogimos todo lo aprendido y lo integramos en un entorno real.

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