José Manuel Romero Zapata, estudiante del Grado en RRII “el grado te hace ser una persona más consciente del momento y el lugar en el que vives”

06/05/2022

A José Manuel Romero fue “su curiosidad”  por “conocer mi entorno, saber qué ocurre a mi alrededor y por qué ocurre” lo que le llevó a estudiar Relaciones Internacionales.

Su elección para formarse fue la Universidad Loyola y está muy satisfecho de haber tomado esta decisión “En Loyola, el alumno crece de forma individual en un ambiente colectivo. Nos ayudan a descubrirnos a nosotros mismos mientras estudiamos lo que nos gusta”.

José Manuel está “exprimiendo” todas las oportunidades que la Universidad pone a su alcance, ha vivido una experiencia internacional en Marruecos que le ha dejado huella; ha participado en actividades de innovación docente y sobre todo se ha imbuido del espíritu de la Compañía de Jesús que ha impulsado su empatía por todo lo que ocurre a su alrededor y su compromiso por crear un mundo más justo. 

Pregunta (P): ¿Por qué elegiste la Universidad Loyola para tu etapa universitaria?
 
Respuesta (R): Siendo sincero, al principio desconocía por completo la existencia de la Universidad Loyola Andalucía, fue gracias a una vieja amiga por lo que la descubrí y empecé a interesarme por su oferta de carreras. Cuanto me planteé estudiar RRII, y tras hablar mucho con mis padres, descubrimos en Loyola una universidad muy asequible económicamente, pero además con una forma de enseñar que se ajustaba mucho a mis necesidades como estudiante. 
 
Siempre he sido alumno en centros públicos, así que la idea de llegar a un centro privado no me atraía 100%, sin embargo mi percepción cambió después de conocer más de cerca el día a día de Loyola, la forma de trabajar de la Compañía de Jesús, así como todas las oportunidades que me podía ofrecer como estudiante. Tanto mis padres como yo mismo, vimos que estudiar en Loyola era una oportunidad que debíamos tomar en serio, y a día de hoy no puedo estar más contento de aquella decisión.

«Estar en un ambiente jesuita significa estar en frontera, en ir más allá de lo que siempre has pensado, y motivarte para romper tus propios esquemas para enfrentarte a la vida real»


(P): ¿Qué ha supuesto para ti estudiar en Loyola y qué crees que la diferencia?
 
(R):  Para mí estudiar en Loyola significa vivir al máximo los valores de la Compañía de Jesús, este comentario no lo hago por la cuestión religiosa simplemente, sino todo lo que conlleva. Estar en un ambiente jesuita significa estar en frontera, en ir más allá de lo que siempre has pensado, y motivarte para romper tus propios esquemas para enfrentarte a la vida real. En Loyola he participado en numerosos proyectos de innovación docente, que te enseñaban mucho más que una simple clase teórica, pero lo más importante es que te enseñaban tus verdaderas capacidades.
 
Para mí Loyola es un ambiente abierto, donde profesores y alumnos, de todo tipo de opiniones, debaten sobre cualquier cuestión con la más absoluta normalidad. Los mismos profesores potencian un ambiente de debate muy sano, alejado de cualquier tabú. Para mí esa es la marca Loyola, el alumno crece de forma individual en un ambiente colectivo. Nos ayudan a descubrirnos a nosotros mismos mientras estudiamos lo que nos gusta, la universidad pasa por nosotros dejando una huella muy marcada, y eso creo que es la gran diferencia con otras universidades.
 

«En esta época, donde la desinformación y el extremismo político está a la orden del día, RRII te permite tener un pensamiento crítico y los conocimientos para adaptarte a las diversas situaciones que encuentras alrededor del mundo»

 (P): ¿Por qué elegiste estudiar el grado de RRII? 

(R): Siempre me ha interesado conocer mi entorno, saber qué ocurre a mi alrededor y por qué ocurre, así nació mi interés por el cuerpo diplomático español. Cuando descubrí el proceso para ser diplomático (oposiciones del Estado), lo comparé con el temario de la carrera, y vi que era una preparación muy extensa y compatible. 

 
Relaciones Internacionales te permite conocer “las reglas del juego” entre países, no es solamente decir “el país X se lleva mal con Y por esta razón”, hay mucho trasfondo que la población no comprende. Te permite ver la foto entera, y te hace ser una persona más consciente del momento y el lugar en el que vives. Uno puede simpatizar mucho con movimientos políticos o diversas causas sociales, pero cuando uno estudia el terreno donde se mueven, ya dejas de ser un mero espectador y pasas a hacerte preguntas. En esta época, donde la desinformación y el extremismo político está a la orden del día, RRII te permite tener un pensamiento crítico y los conocimientos para adaptarte a las diversas situaciones que encuentras alrededor del mundo. Esto no es sólo para diplomáticos, ya seas periodista, persona de negocios, analista político… a día de hoy casi cualquier profesión tiene impacto internacional, y para ello Relaciones Internacionales es el mejor complemento posible. ¿Cómo puedes trabajar en el mundo sin conocer lo que pasa en él?
 
(P):¿Cómo ves tu futuro profesional?
 
(R): El futuro siempre es ambiguo y nunca sabes muy bien a lo que atenerte. Me gustaría hacer un trabajo donde pueda ayudar lo máximo posible, personalmente no soy una persona muy codiciosa que busque estar en una empresa y sacar el máximo beneficio posible. La carrera diplomática me llama mucho, pues te permite promover los intereses de España y la Unión Europea por todo el mundo, ayudando en cada misión en la que participes. Para mí, una profesión que no signifique una mejora del entorno en el que vives y la gente que lo habita, no tiene sentido. 
 
No hace falta ser un embajador de España para ayudar, ya seas fontanero, profesor o ministro del gobierno, creo que todos tenemos la obligación de ayudarnos entre nosotros. En mi opinión, ese es un sello que Loyola ha marcado en mí, mi deber es ayudar independientemente de la situación en la que me encuentre. No puedo ir a una oficina, sentarme frente al ordenador, terminar mi trabajo, y volver a casa sin haber ayudado de alguna forma al beneficio de alguien más que no sea yo mismo. A mí me han enseñado para ir más allá, para nunca conformarme y ser ambicioso, pero ambicioso en conseguir una situación mejor para el mayor número posible de personas, dentro de mis capacidades. Ojalá poder hacer ese esfuerzo en el cuerpo diplomático español, ayudando a mis compatriotas y a nuestros aliados. En esta universidad me han enseñado que no hay mejor beneficio que el servir a los demás, y mi futuro profesional será acorde a esa misión.
 
(P): ¿Cómo ha sido tu relación con el servicio de Carreras Profesionales? 
 
(R):Tuve la enorme suerte de realizar mis prácticas durante mi erasmus en Rabat (Marruecos) en el think tank “Global Studies” perteneciente a la Universidad Internacional de Rabat. Contacté con la institución a través de Beatriz Mesa, una profesora gaditana afincada en el país vecino, como ella era experta en materias de seguridad internacional, y además de las pocas españolas que conocía, hicimos pronto amistad y al poco me propuso trabajar con ella en calidad de investigador adjunto. Cuando comuniqué esta idea al servicio de Carreras Profesionales se mostraron muy colaborativos en todo momento, y me ayudaron mucho para gestionar toda la burocracia necesaria (desde la firma del convenio entre ambas instituciones hasta cómo gestionar mi contrato de prácticas).
 
En las prácticas la mayoría de mis compañeros provenían de países muy diversos del continente africano y otras regiones como Turquía, era un ambiente de trabajo muy diferente a lo que estaba acostumbrado. Nunca pensé que estaría comentando, codo con codo, junto a investigadores de Costa de Marfil, sobre la influencia de las potencias europeas en Mali, o trabajar con una experta en la política magrebí sobre el papel de la inmigración. Fue muy interesante la labor de investigador, como alumnos estamos muy acostumbrados a trabajar diariamente con documentos publicados, pero nunca hemos pensado en publicar nosotros uno. Beatriz fue una gran tutora de prácticas, porque me permitió conocer de primera mano cómo trabaja la academia, el proceso de pensar la idea a desarrollar, y cómo combinar el trabajo de campo con las fuentes que se consultan. Para mí fue una oportunidad increíble.

«El papel de los profesores es muy importante, no sólamente son grandes profesionales y académicos, también se preocupan de que comprendamos la gravedad e importancia de lo que estudiamos»


(P): ¿Qué valoras más de tu formación?
 

(R): De mi formación lo que más valoro es la diversidad. En RRII te enseñan desde economía hasta conflictos armados, pasando por derecho, estudios de las diversas regiones del planeta, sistemas políticos o historia de la filosofía. En definitiva un conjunto de materias, que por separado son carreras independientes, pero cuando las juntas todas, te ayudan muchísimo a entender las relaciones entre países y cómo funciona el mundo. Esto también te aporta a uno como persona, aprendes a ser más empático y a evitar los prejuicios. Empiezas a ver al mundo de forma diferente, identificar las diferencias en grupos que pensabas que eran uno sólo (como los árabo-musulmanes), reconocer la labor de instituciones de nuestro entorno (como la Unión Europea), o entender la importancia de defender valores democráticos a lo largo del planeta (como las Naciones Unidas y la defensa por los derechos de las mujeres). 
 
El papel de los profesores es muy importante, no sólamente son grandes profesionales y académicos, también se preocupan de que comprendamos la gravedad e importancia de lo que estudiamos. A ellos les da igual si una persona es de izquierdas o de derechas en el aspecto político, pero eso no puede significar que eviten temas de discusión en la clase o que los alumnos vayan en contra de la realidad solamente porque les apetece. Dedican mucho tiempo a dejarnos debatir entre nosotros y a contraponer ideas, cuando sumas eso a una educación multidisciplinar como la que nos dan, consiguen que los alumnos estemos seguros cuando salimos al exterior y debemos trabajar con equipos diferentes. 
 
(P): ¿Qué aconsejarías a un estudiante en su primer día en la Universidad Loyola?
 
(R): Lo primero que esté tranquilo y disfrute, la universidad son los mejores años de tu vida, y es un tiempo para descubrirte a ti mismo. No hay que compararse con nadie, estos 4 o 5 años son una carrera de fondo, no unsprint de dos días, y si en algún momento hay una nota más baja de lo normal, no es el fin del mundo ni mucho menos. Hay que saber cuáles son tus objetivos, y si no los tienes claros, al menos mantener una actitud ambiciosa, porque hay que tener ganas de comerse el mundo, no de dejar que el mundo te coma a ti. 
 
Tampoco hay que estar las 24h del día en la biblioteca, el ambiente universitario de Loyola es increíble, y bueno, no pasa nada por ir de “empalme” algún día a la universidad (eso sí que tampoco se convierta en costumbre de cada semana, con una vez en toda la carrera ya tienes la experiencia conseguida). Los trabajos en grupo siempre me han parecido la oportunidad perfecta para trabajar con tus amigos en los temas que te gustan, y después celebrar todos juntos el esfuerzo con una cerveza. 
 
Lo más importante que le diría a un estudiante de nuevo ingreso es que no sea tímido/a, que no se estrese si no entiende algo y tiene que preguntar o pedir ayuda. Nosotros hemos venido a la universidad para aprender, y la base de aprender está en que no saber, y si hay que preguntar o pedir una tutoría pues adelante, nadie te va a juzgar por desconocer algo. Vale más el que reconoce su ignorancia, y se esfuerza por perderla, que el que prefiere quedarse sin saber.

«Durante el confinamiento, la universidad no nos dejó solos en ningún momento, de hecho nunca llegamos a perder ni un sólo día de clase por la pandemia»

 (P): ¿Podrías citar algún momento importante de tu paso por la Universidad? 
 
(R): Aunque no pueda decir que fuera mi favorito, sí que fue un momento muy importante: el confinamiento. La universidad no nos dejó solos en ningún momento, de hecho nunca llegamos a perder ni un sólo día de clase por la pandemia, aunque muchas actividades prácticas tuvieron que ser suprimidas, el espíritu de Loyola seguía. Recuerdo con mucho cariño los momentos posteriores a los exámenes, cuando me conectaba con mis compañeros y cada uno brindaba desde su casa que ya teníamos una preocupación menos (siempre dentro un contexto de pandemia mundial). 
 
Fue una situación extraña, nadie estaba preparado para afrontarlo, y aún así estuve muy satisfecho con la administración de la universidad. Todo puede ser mejorable, pero como alumno estuve y estoy muy agradecido por la continuidad y los servicios que prestaron. Los profesores siempre preguntaban cómo nos encontrábamos al comienzo de cada clase, y a las 20:00 parábamos la sesión para poder salir a aplaudir. Aunque fue un tiempo que “perdimos” de abrazos y quedadas presenciales, no por ello significó un menor aprendizaje o un deterioro de la forma de enseñar. 
 
(P): ¿Has participado en algún proyecto o actividad de innovación docente en la Universidad? 
 
(R):  el primer semestre de 2º de carrera, hicimos una simulación del Consejo de Seguridad de la ONU en la asignatura de  Teoría de las RRII, y fue de las experiencias más divertidas y dinámicas que hemos tenido en toda la carrera. La clase nos dividimos por grupos de 3 personas, teníamos que tomar el rol de representante del país que nos tocara, estudiar la posición del país en Naciones Unidas, y también su forma de negociar. Fue una tarea muy compleja, no basta con estudiar un poco sobre el país y el tema a tratar, tenías que estudiar cómo negocia, cuáles son sus aliados y cuáles no, qué intereses tiene en temas concretos, así como hasta qué punto sería factible que diera su brazo a torcer en algunas cuestiones. Además teníamos que redactar los documentos de manera oficial, igual que en las NNUU, y eso significa un estudio profundo del vocabulario y la forma de usarlo, incluido también para el momento de hablar en público

«El irte fuera de tu país te permite llamar a las cosas por su nombre, conocer cuál es la realidad, y sobre todo poder hablar con la gente»


(P):¿Cómo has vivido tu experiencia internacional? 
 
(R): Tuve la inmensa suerte de poder hacer una estancia internacional de 1 año en la capital del Reino de Marruecos, Rabat. Fue una experiencia increíble, no sólo por todo lo que pude aprender sobre la realidad de nuestro país vecino, sino porque fue una oportunidad de vivir en primera línea las relaciones internacionales. Dió la coincidencia que los años 2020/2021 fueron  muy movidos para las relaciones políticas entre España y Marruecos, una oportunidad para ver en práctica todo lo aprendido.
 
Al principio no fue fácil, aunque la diferencia de frontera sea de apenas 12km, significa cambiar de continente, cultura, contexto internacional…El cambio de rutina al principio fue un poco extraño para mí, pero tardé poco en conocer a miembros de la colonia española, así como de la europea, lo que me permitió hacer una aventura diferente cada día. 
 
Toda esa empatía que mencioné antes, me hizo darme cuenta de lo peligroso que son los prejuicios y la ignorancia. No podemos tratar al vecino de cualquier manera, sólo por el hecho de ser menos desarrollado que nosotros, así como tampoco podemos correr el riesgo de pensar que todo el mundo es inocente. El irte fuera de tu país te permite llamar a las cosas por su nombre, conocer cuál es la realidad, y sobre todo poder hablar con la gente. No quería que mi erasmus fuera un tour por los bares y discotecas de la ciudad, me centré mucho en hablar con la gente, desde diplomáticos hasta religiosos, quería conocer de verdad, siguiendo el espíritu jesuita

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