Estudiantes del Grado en Comunicación de la Universidad Loyola han realizado una auditoría real de comunicación a la Fundación Somos Naturaleza, dentro de la asignatura “Comunicación Organizacional”. Una colaboración con impacto que demuestra el valor de aplicar el aprendizaje universitario a contextos sociales reales.
La Universidad Loyola reafirma su compromiso con el aprendizaje experiencial al impulsar proyectos donde los estudiantes trabajan con organizaciones reales. En este caso, la colaboración con la Fundación Somos Naturaleza (FSN) ha permitido a un grupo de alumnas del Grado en Comunicación analizar y proponer mejoras en su estrategia comunicativa.
“Nos motivó la oportunidad de obtener una mirada externa, fresca y crítica sobre cómo comunicar lo que hacemos y llegar a más personas para así lograr ampliar nuestro impacto social y medioambiental”, explica Mercedes García de Vinuesa, directora ejecutiva de la Fundación. “Creíamos que colaborar con estudiantes jóvenes de la Universidad Loyola podía aportarnos ideas valiosas para llegar a un público joven”.
Desde la asignatura “Comunicación Organizacional”, la profesora Rosa Melero ha coordinado el proyecto destacando el valor de este tipo de prácticas “esta experiencia permite a las estudiantes trabajar con clientes reales y enfrentarse a situaciones de comunicación concretas que tienen una repercusión tangible en organizaciones del tercer sector”. Y añade que “es, sin duda, un aprendizaje significativo y transformador”.
Mercedes García de Vinuesa, directora ejecutiva de la Fundación Somos Naturaleza
Trabajo profesional, propuestas aplicables
Las estudiantes María Carrillo, María del Carmen García, María Muñoz y Laura Sánchez asumieron el reto de trabajar como una agencia profesional. “Desde el inicio nos organizamos para repartir tareas según nuestras fortalezas: una de nosotras se centró en el análisis de redes sociales, otra en la redacción del informe final, otra en la parte institucional y de relaciones externas, y otra en las propuestas estratégicas de mejora”, explican. “También nos apoyamos mutuamente en la revisión de todo el contenido y en la elaboración de presentaciones. La comunicación entre nosotras ha sido constante y fluida, lo que ha hecho que el proceso sea muy motivador y productivo”.
Mercedes García de Vinuesa valora especialmente la precisión y la autonomía del equipo “han captado muy bien la esencia de la FSN, sus necesidades y no han necesitado apenas dedicación por mi parte. También quiero subrayar el acompañamiento docente de Rosa Melero, que ha sido muy importante”.
“La comunicación entre nosotras ha sido constante y fluida, lo que ha hecho que el proceso sea muy motivador y productivo.”
— estudiantes de Comunicación
Aprendizaje que no está solo en los libros
El trabajo con una organización real ha supuesto varios retos. “El mayor reto ha sido adaptar nuestras ideas a una realidad concreta: no se trataba solo de ‘mejorar la comunicación’, sino de entender los recursos, el contexto y la manera de trabajar de la fundación”, explican las alumnas. “Quisimos que nuestras propuestas fueran útiles, realistas y aplicables, no solo idealistas”.
Además, el paso de la teoría a la práctica les ha permitido descubrir nuevas dimensiones del trabajo en comunicación “hemos aprendido que la comunicación organizacional no es solo estrategia y planificación, sino también empatía, adaptación y escucha activa. Que cada organización tiene su propio ritmo, sus límites y sus oportunidades, y que comunicar bien significa entender todo eso”, señalan.
Desde la Fundación, también se valoró el enfoque del análisis. “Nos sorprendió gratamente la profundidad con la que habían comprendido nuestra misión y nuestros públicos. También nos llamó la atención su capacidad para identificar canales y mensajes que no estaban alineados del todo con nuestra identidad”, añade Mercedes García de Vinuesa. “Y por último pero no menos importante, la altísima calidad de su presentación visual. Nada que envidiar a una consultora profesional”.
“La altísima calidad de su presentación visual. Nada que envidiar a una consultora profesional.”
— Mercedes García de Vinuesa
Un proyecto con impacto para ambas partes
Para las estudiantes, ver que su trabajo ha sido útil es muy motivador. “Sentir que nuestro trabajo ha sido útil y bien recibido por una organización real es una gran recompensa. Nos hizo sentir escuchadas, valoradas y, sobre todo, parte de algo que trasciende lo académico”, destacan. “Fue una validación muy bonita que nos animó a confiar más en nuestras capacidades y a entender que desde la comunicación también se puede generar impacto social”.
Mercedes García de Vinuesa confirma que algunas de las propuestas ya se están integrando en el plan de la organización “primero la hemos socializado internamente y luego priorizaremos las acciones según coste-beneficio. Algunas ideas serán parte de nuestro plan de comunicación para el próximo curso”. Además, subraya el valor formativo del proyecto “les aporta experiencia real. No es lo mismo trabajar sobre un caso ficticio que enfrentarte a una organización viva, con sus retos, limitaciones y valores. Además, les obliga a adaptarse, escuchar y proponer soluciones que puedan implementarse de verdad”.
Universidad y sociedad, una relación que suma
Como antigua alumna de ETEA, Mercedes García de Vinuesa ve esta colaboración como una forma de devolver valor a su universidad: “Volver a mi universidad siempre es gratificante, pero colaborar por un bien común me llena de alegría. ETEA, ahora Loyola, siempre se diferenció por sus valores”, afirma. “Cerrar el círculo en un año tan especial, en el que recuerdo especialmente a José Juan Romero, es recordar que todo lo que hacemos o en lo que trabajamos debe estar impregnado de valores y principios éticos”.
La profesora Rosa Melero también destaca el vínculo que este tipo de experiencias establece entre universidad y entorno “las estudiantes desarrollan competencias técnicas y humanas, y las organizaciones se benefician de nuevas miradas y propuestas. Es una conexión valiosa para ambas partes”.
La experiencia concluye con un mensaje claro de Mercedes "lo recomiendo totalmente. Porque es una oportunidad para aprender, para visibilizar tu labor y para contribuir al desarrollo de futuros profesionales. Es una colaboración donde todas las partes ganan: la universidad, los estudiantes y las organizaciones. Y además, fortalece el compromiso social del tejido universitario”.
Una experiencia transformadora para todos los implicados, que demuestra cómo el conocimiento puede —y debe— ponerse al servicio de la sociedad.