José Manuel Romero: "No esperaba que en Marruecos la gente fuera tan sumamente cercana y hospitalaria"

13/07/2021

José Manuel Romero es estudiante del Grado en Relaciones Internacionales y acaba de terminar su experiencia internacional en Rabat, Marruecos. Ha sido el primero en ir y lo ha hecho gracias a la beca KA-107, que forma parte de la dimensión internacional del Programa Erasmus, en la Universidad Internacional de Rabat.  Nos cuenta que siempre le ha llamado mucho la atención el mundo árabe "y en concreto Marruecos, que es un país en el que ya había estado una vez y que creo que tiene muchas posibilidades". 

La Universidad Loyola ha recibido a tres estudiantes del país africano y el próximo curso vendrá un estudiante. Desde aquí irán cuatro alumnas para el curso 2021/22: María Alonso, María Lucini, María Pin y Marta Valentín. Además destaca la labor del Servicio de Relaciones Internacionales "se agradece mucho saber que hay unas personas que se preocupan que la burocracia esté bien, que estés cómodo y que todo lo hagan con una sonrisa", explica José Manuel Romero.

Pregunta: Creo que esta pregunta, José Manuel, es obligada ¿Por qué decides ir a Marruecos?

Respuesta: Si te soy sincero, la beca es algo que a la hora de elegir destino me condicionó muchísimo. La universidad privada ya es un gasto que mis padres afrontaban, y no quería que mi experiencia internacional supusiera un mayor gasto. Gracias a Dios se ofertaban dos becas muy interesantes en Beirut y Rabat. La verdad es que la idea de estar en un país con frontera con Siria me llamaba mucho. Aunque finalmente elegí Rabat, que es un destino con muchísimo potencial.

A mí siempre me ha llamado muchísimo el mundo árabe, y Marruecos es un país en el que había estado una vez y me llamaba mucho (sólo necesité un día en Tetuán para encontrarme al rey Mohamed VI conduciendo y hablar con el imán de la mezquita mayor). Mis padres lo han visitado en la región del Norte, así que me fue mucho más fácil convencerles de que era un lugar seguro.

Yo tenía ganas de conocer mundo, romper los cánones de ir lugares típicos y Rabat era la opción perfecta. Buena beca, país conocido y cercano, mundo árabe… ¿qué más podía pedir? Tenía la suerte de conocer ya a la que sería mi tutora de intercambio, Beatriz Tomé. Ella me ayudó mucho contándome las ventajas del lugar. Definitivamente tenía todo muy a favor para luchar por ello.

P: Si tuvieras que decir 3 cosas que destacas de tu experiencia en Marruecos ¿Cuáles serían? 

R: Si tuviera que destacar algo de mi experiencia lo primero, y muy por desgracia, sería el racismo y la ignorancia. El hecho de que Marruecos y España sean dos reinos vecinos con una relación un tanto tensa no ayuda a que la población española tenga una opinión muy favorable de nuestros amigos del sur.

Recibí comentarios de todo tipo. Me sorprendió como gente que ni había visitado Marruecos, tenía una opinión enormemente negativa. Lo mejor que pude hacer fue seguir mi instinto y luchar por descubrir el país por mí mismo al 100%.

Lo segundo que destacaría sería la similitud entre la cultura magrebí y la andaluza. Yo nunca me he sentido totalmente extraño o ajeno al lugar en el que estaba, es obvio que existen diferencias culturales que se han de tener muy en cuenta (como los relacionados a religión, respeto a las tradiciones o códigos de comportamiento social), pero eso no me quitaba que cuando decía ana min Isbiliya (soy sevillano), la gente siempre me contestara unti nos magrebi (eres medio marroquí).

Es muy bonito encontrarte solo en un país extranjero, con otra lengua, cultura, tradiciones…y la gente te dice que eres “casi” como ellos. Como joven erasmus eso me reconfortaba mucho, porque te ayuda a interesarte todavía más aún por la cultura del país y a vivir la experiencia de forma más plena.

"Es muy bonito encontrarte solo en un país extranjero, con otra lengua, cultura, tradiciones…y la gente te dice que eres 'casi' como ellos"

P: ¿Te ha sorprendido la cultura, la gente, el ambiente…? ¿Era Marruecos como te lo esperabas?

R: No esperaba que la gente sería tan sumamente cercana y hospitalaria. En un hanouk (supermercado pequeño) un hombre me dijo “en Marruecos todo es posible”. Uno podría pensar que es una broma, pero efectivamente todo era posible (si sabías cómo). La gente respeta mucho la diversidad cultural y religiosa (celebré mi Navidad con marroquíes y no dudaron en hacerme una cena y regalos con decoración navideña). Tampoco que hubiera una presencia tan grande de la Iglesia Católica. Tenía una iglesia franciscana muy cerca de la medina donde daban misa en español (muchos marroquíes incluso se asomaban en el quicio de la puerta durante la liturgia).

En cuanto descubrí más sobre las culturas bereberes, sobre el islam y sus diferencias, las relaciones de Marruecos con el resto de países africanos...me di cuenta que yo estaba en un país muy distinto maravilloso.

Casi estoy contento que Marruecos fuera un país tan tradicional, me recordaba mucho a España un par de décadas atrás. Nunca olvidaré lo contento que estaba andando por la medina y que mis vecinos me saludaran todo el rato al grito de ¡Bibi! (Pepe en árabe).

Pepe Romero estudiante de Relaciones Internacionales

P: ¿Qué tal en la Universidad Internacional de Rabat? ¿Cómo te has sentido?

R: Lo primero que destaco es la modernidad y magnitud. Era enorme y con unas equipaciones que nada tenían que envidiar a las universidades europeas (conocí al cardenal de Rabat y al embajador de España, y ambos al decir que estudiaba en la UIR me destacaron lo sumamente buena, grande y moderna que era la universidad). Los profesores tenían una mentalidad tan sumamente abierta, cosmopolita y luchadora, que me chocaban mucho en comparación con la visión más tradicional del resto de la sociedad.

Los estudiantes se interesaban mucho por los erasmus, y casi se peleaban por invitarnos a sus casas a comer cuscús (explica entre risas). Todos nos preguntaban por nuestros países de origen y nos enseñaban expresiones en dariya (árabe del magreb), definitivamente era una comunidad universitaria muy abierta y que me permitía integrarme muy bien en el país, así como conocer todos los entresijos culturales.

Obviamente ningún comienzo es fácil, pero ayudaban a los internacionales con temas que iban desde recomendarnos qué taxista llamar o dónde ir a comer, hasta darnos todas las facilidades que quisiéramos de horarios justo para que pudiéramos viajar más por el país. No importaba que tu francés no fuera perfecto o que no supieras las tradiciones islámicas, los profesores siempre daban lo mejor de sí para mostrar la labor intelectual de Marruecos de la forma más amena y sincera posible.

"Lo que destaco de la Universidad Internacional de Rabat es la modernidad y magnitud, era enorme y con unas equipaciones que nada tenían que envidiar a las universidades europeas"

P: ¿Cómo te ha ayudado el Servicio de Relaciones Internacionales en esta experiencia?

R: (Entre risas) ¡Les debo a todas un cuscus! Se comportaron de una manera excelente, desde un principio me hablaron maravillas de la UIR. Siempre se han comportado de manera muy profesional, pero también muy cercana, preguntando de vez en cuando que tal me iba todo y mandándome mensajes de ánimo. Cuando eres el primero de tu universidad en un destino (y sobre todo uno fuera de Europa), se agradece mucho saber que hay unas personas que se preocupan que la burocracia esté bien, que estés cómodo y sobre todo que todo sea con una sonrisa. No puedo sino decirles a todas shukran bessieff (muchas gracias). Fueron muy flexibles a la hora de poder quedarme un año entero, me acompañaron durante toda mi estancia. 

"Al Servicio de Relaciones Internacionales no puedo sino decirles a todas shukran bessieff (muchas gracias)"

P: ¿Has realizado algún proyecto durante tu estancia en Marruecos? 

R: Tras pasar varios meses en Marruecos, me di cuenta que el país seguía siendo muy desconocido para la comunidad europea, y sobre todo para la española, pese a ser un país que comparte mucho más que sólo una frontera. Siempre me gustaron los programas que incluían entrevistas y explicaban la realidades de regiones o conflictos. Pensé que era algo bueno aprovechar todos los contactos y vivencias que me ocurrían a lo largo de las semanas, para explicar qué era Marruecos y cómo era ser un estudiante erasmus en Rabat.

Aproveché que era Semana Santa para hacer una pequeña entrevista al Fraile Manuel, Custodio franciscano de Marruecos y un gran conocedor del país tras casi 20 años viviendo en él. Me resultó curioso que tras publicar un vídeo con él, a la semana siguiente lo vi en misa y le pregunté si quería que se lo pasara, a lo que él me dijo que no era necesario, que unos conocidos suyos en Chile ya se lo habían pasado (imagínate mi sorpresa).

Al poco llegó el Ramadán, y a los erasmus se nos ocurrió intentar realizar también el ayuno (ya que no estaba bien visto igualmente beber o comer en la calle, pues así se nos hacía más fácil respetar la cultura local). Me llegó a la mente la idea de hacer otra entrevista a algún imán. Esta tarea ya fue más difícil, pues los religiosos hablan un perfecto árabe, pero no tanto francés o inglés.

Mi terraza casi se convirtió en un auditorio para los erasmus (comenta riendo). Estábamos todos embobados escuchando las explicaciones del sacerdote musulmán sobre porqué se reza a las 4 de la mañana (un sonido precioso para el que tenga un poco de curiosidad sobre la llamada a la oración). También di una conferencia en la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah de Fez, donde tuve la oportunidad de hablar sobre los lazos entre Sevilla / Andalucía y el mundo arabo-musulmán.

Pepe Romero en Marruecos

P: ¿Cómo ha sido tu vuelta? ¿Crees que has crecido personalmente?

R: Mis amigos me dicen que parezco más mayor. La verdad es que ahora veo todo con una visión muy diferente, entiendo mejor cómo es la política internacional y cuáles son los intereses de España en el extranjero. Pero también sé mucho más de mí mismo, cuando crucé la puerta de embarque para el avión estaba muerto de miedo, no tenía ni idea si al final mis padres iban a tener razón de que la experiencia me iba a traer más sin sudores de los deseados.

Pero me he dado cuenta que puedo con todo, he conocido una faceta de mí que no valoraba tanto como es la capacidad de adaptación. Ahora no me importa coger un teléfono y preguntar si puedo conocer al gobernador de tal sitio, he perdido la vergüenza y mis ganas de conocer han crecido mucho más. Al final no dejo de ser un mero estudiante.

Hay cosas de la vuelta que se me han hecho muy extrañas, como el volver a ver a la gente en ropa corta por la calle o el poder hablar en español cuando voy a un bar. Y si te digo la verdad, no echo de menos haberme quedado más tiempo porque todo tiene su momento y yo he aprovechado 10 mese al máximo (dame 12 y me hago la foto con el rey me decían los otros erasmus). Me noto con mucha energía y eso es bueno, también me tomo las cosas con más calma y me estreso menos. Lo importante es que sigo madurando y quiero aprender más y más.

P: ¿Qué le dirías a alguien que quiere hacer un erasmus?

R: Que vaya a tope. Si yo me he podido ir en plena pandemia, con espacios aéreos cerrados y conflictos diplomáticos de por medio, cualquiera puede hacerlo. Los padres son buenos consejeros, aunque también hay que saber escucharse a uno mismo, no podemos dejar que sea el resto los que nos cuenten las experiencias y no hagamos nosotros por conocer de verdad. Hay que lanzarse a la piscina y nadar, cualquiera sabe tirarse en bomba, pero cuando empiezas a dar brazadas es cuando aprendes.

Yo le diría a cualquier estudiante que esté pensando en irse que no lo dude, siempre hay que tener cuidado (presupuestos, situación familiar, estudios, conocimiento de idiomas...), pero no podemos quedarnos siempre en nuestro barrio de toda la vida y viendo las noticias por la tele. La nueva normalidad, tan fastidiosa a veces, nos ha enseñado que se puede seguir haciendo actividades y vivencias por muy torcidas que estén las cosas, así que yo animo a que todo estudiante que pueda y tenga ganas de irse fuera que lo haga y no tenga miedo, sólo basta con tener ganas y un poco de cabeza.

"Hay que lanzarse a la piscina y nadar, cualquiera sabe tirarse en bomba, pero cuando empiezas a dar brazadas es cuando aprendes"

P: ¿Qué le dirías a alguien que quiere hacer su erasmus en Marruecos?

R: Que se olvide de complejos, prejuicios y de escuchar a gente que dice que conoce Marruecos tras pasar un finde en un hotel de Marrakech y hacerse dos fotos en camello. Es un país muy cercano donde un alumno puede aprender muchísimo en multitud de campos, quizás hay cosas que no son fáciles o que obviamente preferimos no vivir, pero con esa mentalidad uno no sale ni de la provincia.

Tuve la inmensa suerte de conocer al embajador de España en Rabat. Se interesó mucho de conocer por fin a un erasmus español en el país. Me decía que no entendía cómo era posible que hubiera miles de jóvenes marroquíes queriendo conocer su vecino del norte, pero sin embargo los españoles apenas hicieran por venir a formarse en el vecino del sur.

Marruecos es un país maravilloso con un montón de cosas para aportar, y yo invito a todo estudiante a que se pase un tiempo por Rabat y hable un poco con los locales, que olvide los prejuicios y haga por entender desde una mente en blanco. Si te interesa el mundo árabe, el mundo post colonial, el mundo africano o quieres conocer como se desarrolla un país del tercer mundo que se convierte en la vanguardia de su región, recomiendo completamente ir a Rabat.

Erasmus KA-107: la vertiente internacional del programa Erasmus

La Universidad Loyola ha resultado adjudicataria de Fondos KA107 Erasmus + para financiar más de 106 estancias de estudiantes y personal tanto entrantes y salientes , con 12 países asociados además de con Marruecos estos son: Burkina Faso, Costa de Marfil, Madagascar, Líbano, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Venezuela, Paraguay y Uruguay. Estos 12 proyectos han sido presentados en consorcio en su mayoría con instituciones jesuitas.

 
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