Evelia Franco, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y doctora Internacional en el mismo ámbito comienza su actividad como investigadora Ramón y Cajal en la Universidad Loyola.
Se trata de una ayuda otorgada por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2021-2023 del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades con el fin de promover la incorporación en organismos de investigación de personal investigador, tanto español como extranjero, con una trayectoria destacada.
Sus líneas de investigación se centran en la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje en educación física, incluyendo la atención a diversos aspectos psicológicos y sociales en este contexto. Desde 2010 ha participado en 10 proyectos de investigación internacionales, siendo la investigadora principal en los seis que se han desarrollado desde 2018. En la actualidad es IP de 3 proyectos. Cuenta con más de 50 artículos publicados en revistas indexadas en ranking JCR o SJR, más de la mitad de ellas ocupando posiciones relevantes (Q1-Q2) de su categoría.
Evelia se incorporó recientemente a la Universidad Loyola, es responsable del grupo de investigación Improving Physical Education, Performance and Health y recientemente ha asumido la dirección del departamento de Comunicación y Educación.
Pregunta: ¿Qué supone para tu carrera investigadora este contrato a lo largo de los próximos cinco años?
Respuesta: Ha sido una gran alegría y supone una expectativa de que suponga un impulso a mi carrera investigadora. Yo lo vivo como un reconocimiento por el trabajo realizado durante estos más de doce años que llevo dedicada a la investigación y también este contrato supone una buena oportunidad para poder centrarnos plenamente en la investigación, ya que se reduce un poco la hora de docencia que tenemos los profesores universitarios. Entonces la idea es centrarme más en mis trabajos de investigación durante los cinco años que durará este contrato.
P: ¿Qué retos nuevos e ilusiones te planteas desarrollar gracias a este impulso?
R: Retos e ilusiones, muchos. Mi línea de trabajo principal en estos momentos es el análisis de las conductas docentes, en concreto de la actividad de los profesores de Educación Física, con la intención de mejorarla y el fin último de mejorar la experiencia que tienen los adolescentes en las clases de Educación Física. Existe evidencia de que esta experiencia va a marcar luego la relación que tengan con las actividades físicas en general y otras variables psicosociales y comportamentales. En este sentido, uno de los retos que me planteo es la incorporación de la inteligencia artificial en el estudio de esas conductas docentes y en la mejora de éstas. Para ello, lo que me gustaría aprovechar de este contrato es la posibilidad de contactar con compañeros, profesionales y académicos de otras áreas que me ayuden a avanzar en esta línea. En ese sentido, Loyola, con el amplio equipo multidisciplinar que tiene y que sigue creciendo, va a ser un núcleo idóneo para empezar a colaborar con otros compañeros de otras disciplinas y, del mismo modo, sí me gustaría también ampliar mi red de contactos internacional para llevar este trabajo de la mano con expertos de otros países.
"El contrato Ramón y Cajal supone un impulso a la carrera investigadora, es una buena oportunidad para poder centrarnos plenamente en la investigación"
P: ¿Cómo se puede desde la investigación mejorar la educación en la población a través de la educación física?
R: Somos muchos los investigadores a nivel internacional que tratamos de ahondar en estas cuestiones. Podemos hablar desde la mejora de la competencia corporal, que ayuda a las personas a que se mantengan físicamente activas durante toda su vida, lo cual repercute, como ya sabemos, en su salud integral. Por otro lado, esta salud integral incluye la llamada salud social o esa forma de relacionarse. Es por lo que la investigación puede contribuir a la mejora de la educación a través de la educación física de múltiples formas.
Concretamente, mi línea de trabajo se basa más en aspectos psicosociales. A lo largo de mi trayectoria he analizado cómo la experiencia psicológica positiva durante la clase de educación física favorece que los adolescentes se relacionen mejor entre ellos, adquieran hábitos saludables con respecto a la actividad física, pero también con respecto a la alimentación, y que estos hábitos se mantengan a lo largo de la vida. En estos momentos parece que está bastante claro que esas experiencias positivas de los adolescentes van a repercutir positivamente sobre su salud.
En lo que estamos ahora tratando de avanzar es en los aspectos de la clase de educación física que repercuten o influencian más en la experiencia de los alumnos. Y, como se puede hipotetizar, las conductas de los profesores son fundamentales. Por ello es importante investigar por qué los profesores realizan o ponen en práctica unas estrategias, unas conductas u otras y, lo que es más importante, tratarlo desde la formación inicial y de la formación permanente, para modificar esas conductas y llegar a unos patrones que nos permitan comportamientos más adaptativos de nuestros adolescentes. Es algo fundamental y el motivo por el cual esta investigación puede ser válida desde el punto de vista de la transferencia social.
"Es fundamental que los escolares tengan experiencias de éxito con el profesorado y que éstos proporcionen experiencias o sugieran actividades que al alumnado les haga sentir competentes"
P: ¿Qué aspectos externos crees que influyen más en las conductas sedentarias en escolares?
R: Pues teniendo cuenta mis líneas de investigación, me encantaría decirte que la clase de educación física es el factor fundamental que explica las conductas sedentarias o activas de los de los escolares. Pero aun siendo un factor muy importante, no es el principal. El principal factor son las familias y es la actividad física y la relación con la actividad física que tenga la familia. Entonces, realmente si lo que queremos es promocionar la actividad física en escolares y reducir la conducta sedentaria lo que hay que potenciar es que los padres, las madres, los hermanos, etc. hagan actividad física.
Desde ese punto de vista hay familias que ya están concienciadas de la necesidad de tener un estilo de vida activo y lo llevan a cabo. Y hay otros casos en los que la labor desde los colegios, con la puesta en marcha de programas para fomentar, por ejemplo, los desplazamientos activos al colegio o de proyectos que se desarrollan por las tardes en el mismo centro escolar. Éstos involucran tanto a padres como a niños y niñas son buenas herramientas para tratar de favorecer esto.
Por supuesto, la clase de educación física también afecta. Hay evidencia científica que demuestra que el bienestar de los alumnos en clase tiene una relación directa con la tendencia a realizar actividad física de forma extraescolar. Y en ese sentido es fundamental que los escolares tengan experiencias de éxito con el profesorado y que éstos proporcionen experiencias o sugieran actividades que al alumnado les haga sentir competentes “Yo sé hacer esto, se me da bien. ¿Por qué no probar en la escuela del barrio o por qué no probar en la en las clases extraescolares que hay en el colegio?”.
Yo destacaría principalmente eso, el papel de la familia y el papel de los colegios como factores en los que más cambios se puede realizar y sobre los que se puede incidir de forma más sencilla.
P: ¿Cuál es el estado actual de la docencia en la educación física y qué crees que debe mejorar?
R: Pues yo me atrevo a decir que el estado actual de la docencia de educación física es bastante positivo si lo comparamos con lo que se venía haciendo endécadas anteriores y principalmente que está en constante cambio. En España trabajamos un grupo amplísimo de investigadores que formamos parte de una red de investigación financiada por el Consejo Superior de Deportes, se llama Edufisaludable. Cuenta también con investigadores extranjeros.
La idea es desarrollar estrategias para mejorar la formación de futuros docentes. Participamos más de 30 grupos de investigación de España con profesores que están impartiendo clases a futuros docentes. Con lo cual esto no va a hacer más que mejorar y mejorar.
Si yo tuviera que responder qué es lo que hay que cambiar, creo que aun hay mucha resistencia, sobre todo de la vieja escuela, que tiende a reproducir lo que hemos vivido. La educación física ha estado muchas décadas y muchos años centrada en ejercicios de gimnasia, en hacer ejercicio físico durante la hora, durante los minutos que durara. Eran estilos de enseñanza muy reproductivos en los que el docente hacía una cosa y los alumnos la replicaban de alguna forma con cierta obsesión por lo que llamamos el tiempo de compromiso motor, era muy importante que los alumnos estuvieran moviéndose todo el rato. Sin embargo, de qué nos sirve conseguir 2 horas de plena actividad si luego no conseguimos encender la llama para que esos escolares, esos adolescentes quieran seguir practicando en su tiempo libre a lo largo de su vida.
"Uno de los retos que me planteo es la incorporación de la inteligencia artificial en el estudio de esas conductas docentes y en la mejora de éstas"
Entonces, creo que el reto un poco ahora es ir dándole la vuelta a esas clases, no persiguiendo tanto que los alumnos acaben sudando o que tengan que estar activos la mayor parte del tiempo, sino otros objetivos más medioplacistas o largo placistas de enganchar a la gente, de proporcionar experiencias positivas, que enganchen a nuestros alumnos, que generen adherencia a realizar actividad física en su tiempo libre y a lo largo de su vida.
Que tengamos profesores que favorezcan más el apoyo a la autonomía, que sean menos controladores, que favorezcan más la participación de los alumnos. En esas líneas es como puede seguir mejorando la educación física. Aunque ya digo que mi percepción es bastante positiva y optimista en el contexto español sobre cómo vamos mejorando en esa enseñanza de la educación física.