Yolanda Hernández Albújar, investigadora en sociología en la Universidad Loyola: “Las redes de solidaridad femenina en los conflictos son un agente de cambio”

19/04/2022

Yolanda Hernández Albújar es doctora en Sociología por la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania y master en Estudios Latinoamericanos con especialidad en Género y Migraciones por la universidad de Gainesville, Florida. 

Es profesora de la Universidad Loyola especializada en métodos cualitativos participativos y ha realizado diversas investigaciones con mujeres Latinas en los EEUU, mujeres Sirias en el Líbano y refugiadas Nigerianas y Sudanesas en Italia. Ahora está envuelta en un proyecto con familias transnacionales en Honduras.

Yolanda ha sido la encargada de dirigir un seminario organizado por el Departamento de Humanidades y Filosofía titulado ‘Mujeres, migraciones y conflicto armado: el caso de Siria, Palestina y Ucrania’, en el que ha analizado desde una perspectiva de género lo que ocurrió en Palestina y sigue ocurriendo en Siria, realizando una breve comparación con el caso similar y actual que se desarrolla en el contexto de la guerra de Ucrania.

La investigadora ha analizado el papel activo de la mujer en momentos de conflictos, en los que suele ser víctima en los llamados “daños colaterales” o durante represalias directas hacia la población civil. Los hombres, sin embargo mueren en los conflictos directos: “Cuando para el hombre el momento de la batalla es el momento de mayor riesgo, el de la mujer se extiende más allá de la batalla en espacio y en tiempo, sufriendo ataques como la violencia sexual con consecuencias más a largo plazo o la vulnerabilidad en la huida y en la migración hacia lugares de protección”.

Yolanda Hernández introdujo sus reflexiones añadiendo la necesidad de hablar en los conflictos con perspectiva de género y en un marco de una realidad social compleja más allá de la experiencia individual: “La perspectiva de género debe ir más allá de describir violaciones y agresiones, debe entender las estructuras en las que dichas agresiones ocurren, y el sistema de relaciones existentes en cada sociedad. Cada movimiento migratorio es único y está en un contexto concreto. No hay patrón, son dinámicas complejas que requieren de estudios diferentes, no podemos hacer una norma universal”.

“Cuando para el hombre el momento de la batalla es el momento de mayor riesgo, el de la mujer se extiende más allá de la batalla en espacio y en tiempo".

Los estudios demuestran que el género es un elemento constitutivo a la hora de determinar el papel de una persona en el conflicto y en su resolución. Así, aunque hombres y mujeres participan por igual en los conflictos armados en sus diferentes roles, las personas sufren un impacto y unas consecuencias diferentes según el género. De igual forma, los procesos de desplazamiento forzoso son realidades que no son neutrales o universales para todas las personas, sino que varían según sea una mujer o un hombre quien los viva. Usando como ejemplo tres situaciones de conflicto armado diferentes, esta presentación ha tratado de introducir la necesidad de aplicar una perspectiva de género no esencialista en el análisis crítico y reflexión sobre las migraciones forzosas, sus causas, procesos y consecuencias.

“La perspectiva de género debe ir más allá de describir violaciones y agresiones, debe entender las estructuras en las que dichas agresiones ocurren, y el sistema de relaciones existentes en cada sociedad. Cada movimiento migratorio es único y está en un contexto concreto".

El conflicto armado es una de las razones que más empujan a las personas a migrar. Lo que está ocurriendo ahora en Ucrania no es nuevo; está todavía ocurriendo en Siria desde hace 11 años y ocurrió en Palestina en este mismo siglo, entre 1945 y 49 y en el 67 nos encontramos con más de 6 millones de personas desplazas. “Es interesante analizar nuestra respuesta y la empatía con el caso de Ucrania, que merecen un estudio desde un punto de vista crítico”, apuntó la investigadora.

El contexto de Palestina sitúa a más de 6 millones de desplazados, siendo la situación particular de situarse como una minoría étnica dentro de su propio territorio ocupado por un contexto sociopolítico y cultural totalmente diferente al que habían vivido y muy occidentalizado. El discurso se centró en las mujeres palestinas que viven en Israel. La científica sitúa a la mujer palestina como “en una situación pasiva en la guerra sin visibilizar el cuidado y los partos, representándose como víctima, una figura en un segundo plano con respecto al papel activo del hombre como defensores.”

“Capaces de navegar dos sistemas normativos diferentes y simultáneos, ya que usan los recursos del sistema israelí a su favor, retando al sistema palestino y a los estereotipos de la mujer árabe que puede tener el otro sistema”, es como la científica sitúa a la mujer árabe como herramienta de cambio. Así como recurrir a las tradiciones y redes de solidaridad, grupos que nacen como movimientos sociales que son agentes de cambio de abajo a arriba. Así, apunta Yolanda Hernández Albújar. “Nos hace reconceptualizar la relación del estado con sus ciudadanas, navegando entre dos culturas, resilientes, estratégicas, capaces de construir alianzas y velar por sus derechos y sus familias.”

“Las prácticas de guerra conllevan una hipermasculinización de los espacios, de las retóricas y de las acciones, victimizando a unos y ensalzando como héroes y protectores a otros".

Con respecto al caso de las refugiadas sirias, la investigadora tiene una experiencia de primera mano en base a su estudio para el que en 2018 y 2019 realizó trabajos de campo en el Líbano, de cómo las dinámicas de género en la familia cambian antes y después de vivir en el campo de refugiados. Entrevistó a 11 mujeres sirias en campos de refugiados. Así narró como: “Tras la guerra civil, el movimiento de las familias no estaba muy claro, cruzaban territorios muy cambiantes y sufrieron bastantes riesgos, por lo que salir del país fue una odisea. Y llegadas a campos de refugiados, se encuentran con las mismas tensiones que vivían en su país de origen, con lo que se producen elementos de tensión y de diferencias políticas dentro del mismo campo lo cual provoca nuevos conflictos en el nuevo lugar, comprometiendo así la seguridad de nuevo.”

El caso de Siria, "refugiados crónicos"

Habló de como mujeres formadas, doctoras, abogadas, tituladas, no son reconocidas por la sociedad libanesa. De cómo los campos de refugiados se autogestionan y los controlan grupos de poder como Hezbolá, Hamás, etc. “lo que los convierte en refugiados crónicos, situación con la que las autoridades internacionales no saben cómo lidiar, e intervenimos de forma humanitaria”. Las mujeres tienden a apartar a sus hijos adolescentes a cargo de ellas de estos grupos ideológicos de poder, lo que repercute en otros problemas como el miedo de las madres de que salgan a las escuelas, ya que, en el caso del campo de refugiados de Chatila, en el que ha estado la investigadora, los adolescentes van en horario de tarde, lo que provoca la captación de estos jóvenes en horario nocturno. “Esto ha provocado que se creen escuelas y redes de solidaridad que solucionan estos pequeños problemas, por lo que prefieren quedarse, siendo estas redes una manera de supervivencia”.

"Como les irá a las mujeres dependerá de cómo el estado las haya imaginado antes del conflicto, durante el conflicto y en los procesos de paz, y eso en ucrania no está ocurriendo, hay muy pocas mujeres involucradas en los procesos de paz”.

Según la profesora, en Ucrania “tenemos un conflicto con la diferencia de que el enemigo está claro y con unas intenciones claras, y que viene de una dirección clara, lo que de alguna forma simplifica la huida, muy al contrario de lo ocurrido en Siria”. Existe un apoyo unilateral internacional a los ucranianos, lo que hace que la historia sea fácil de narrar. Zelensky, ex comediante, entiende mucho y muy bien el poder de los medios de comunicación, lo que facilita el acceso a los medios de comunicación en terreno de batalla. Los medios pueden actuar como garantes de la seguridad en los traslados, algo que no ocurrió en el caso de Siria. “Conoce también la importancia del impacto que provocan los refugiados en el exterior, facilitan la huida. Tenemos que tener en cuenta también la interseccionalidad, la mujer refugiada no es ajena a su etnia, su raza y vemos a los ucranianos muy parecidos a nosotros, lo que nos influye en nuestra capacidad de solidaridad y ayuda internacional nunca antes dada.”

Por último, la socióloga destacó que “las prácticas de guerra conllevan una hipermasculinización de los espacios, de las retóricas y de las acciones, victimizando a unos y ensalzando como héroes y protectores a otros. Analizar a las mujeres en tiempos de guerra desde la perspectiva de género significa entender que el estado no es ni el único actor, ni el más importante, pero tenemos que incluirlo en este análisis y en diálogo con la realidad de las mujeres, como les irá a las mujeres dependerá de cómo el estado las haya imaginado antes del conflicto, durante el conflicto y en los procesos de paz, y eso en ucrania no está ocurriendo, hay muy pocas mujeres involucradas en los procesos de paz”.

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