Fonfo Alonso-Lasheras, Delegado Provincial de Vocaciones: “En la universidad debe estar el horizonte de ayudar a caminar hacia la plenitud, la felicidad y la razón de ser”

08/03/2024

Con motivo de la celebración de la Jornada de Cultura Vocacional en la Universidad Loyola, dentro de la Semana Ignaciana el delegado de la provincia de vocaciones Fonfo Alonso-Lasheras SJ ha ofrecido una charla coloquio titulada "Hacia una cultura vocacional en la Universidad Loyola".

El jesuita fue jugador de rugby internacional hasta que a los 23 años entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote hace 10 años, se formó en Ingeniería Química, filosofía, máster en educación y teología en especialidad en moral. Ha realizado destinos como jesuita en el sector social (Tanzania, Brasil y Barcelona) y desde hace 4 años es delegado Provincial de Vocaciones.

El encuentro comenzó aludiendo al surgimiento del concepto haciendo referencia al origen en la preferencia apostólica de “Acompañar a los jóvenes en un futuro esperanzador”. Dentro de las preferencias apostólicas de la Compañía de Jesús, esta es de la cual surge la cultura vocacional como algo consustancial en la actividad universitaria.

Lo cual se traduce en que las personas entiendan su vida en clave vocacional, consiguiendo ayudar a los jóvenes y acompañarlos a que consigan su propósito y un futuro esperanzador, ante la crisis actual de no concebir la vida con un propósito. “Muchos jóvenes actualmente no tienen la pregunta vocacional, es algo callado, lo que provoca una falta de sentido y un vacío existencial”, apuntó Fonfo, prosiguiendo en la causa de que “no tienen las herramientas para la existencia, se han derrumbado, lo que provoca desasosiego, frustración, soledad, ansiedad, en definitiva, falta de horizonte. En medio de tanta información, a los jóvenes les faltan las riendas para conseguir el sentido y buscar un horizonte que merezca la pena”.

“Actualmente priorizamos la comodidad, el bienestar, y así todo lo que necesita una dimensión vocacional una orientación hacia una vida con sentido, se derrumba”

“Actualmente priorizamos la comodidad, el bienestar, y así todo lo que necesita una dimensión vocacional una orientación hacia una vida con sentido, se derrumba”, prosiguió.

El jesuita finalizó su introducción afirmando que “La respuesta a todo ello está en ver que todos tenemos un camino de plenitud que formar y desde la universidad, además de la formación profesional deben estar en el horizonte de ayudar a caminar hacia esa plenitud, felicidad y razón de ser. Y ofrecer las herramientas para poder responder a esos propósitos de plenitud en la vida”.

Posteriormente, prosiguió con la definición de la palabra vocación la cual tiene una gran polisemia, ¿Es sacrificio? ¿Es una llamada? “Entendemos la vocación en el sentido del ser, de la persona de la cual nace lo que hacemos. Así, pues la pregunta vocacional es existencial y te ponen en camino de la propia vida. Une la identidad y la misión, lo que soy y lo que hago”.

“Entendemos la vocación en el sentido del ser, de la persona de la cual nace lo que hacemos. Así, pues la pregunta vocacional es existencial y te ponen en camino de la propia vida. Une la identidad y la misión, lo que soy y lo que hago”.

Y así, aludió a las cuatro notas principales sobre el concepto: Un reflexión sobre lo que nos viene dado, pero a la vez sin verlo como la concepción pasiva de la existencia. “Entender la vocación como horizonte es lo que me da la dirección, el sentido, pero solo lo voy gustando mientras voy caminando a ese horizonte”. “La llamada a lo que estamos no es etérea, se hace real a la hora en la que yo respondo y me esfuerzo. Tenemos que dar pasos hacia ese horizonte, pero el gran sí está hecho de los pequeños síes de cada día.” Prosiguió Fonfo.

También aclaró la nota de que tenemos horizontes, pero ese horizonte tiene cierta flexibilidad, “No me estoy jugando el horizonte y el futuro en cada decisión que tomo”. Así, destacó lo que llamó “la idea de la guinda, la vocación es el principio integrador de todo lo que somos y se va articulando en todo momento a lo largo de la vida, no se descubre en un momento determinado, sino que se va descubriendo y transformando a lo largo de la historia. No es tanto de ver el futuro sino ir viendo las huellas, la dimensión vocacional por donde voy, y voy reconociendo. No es tanto de pistas como de huellas.”

“La llamada a lo que estamos no es etérea, se hace real a la hora en la que yo respondo y me esfuerzo. Tenemos que dar pasos hacia ese horizonte, pero el gran sí está hecho de los pequeños síes de cada día.”

Y la tristeza también de que no es evidente, no todo el mundo encuentra su vocación, lamentablemente, y hay muchos otros ruidos y realidades que hacen que nos despistemos. En este sentido hizo un llamamiento a que “como universidad, debemos tratar de ser capaces de alumbrar y ofrecer a los estudiantes a encontrar esa luz”.

La charla prosiguió con el concepto de la cultura, y la misión de establecer una cultura vocacional en nuestra institución como una manera de aprender a ver la vida en clave vocacional, es decir “entendemos que no es rehacer un eslabón de la cadena, es crear un ambiente, un ecosistema en el que toda la microcultura que existe en la universidad nos ayude a entender la vida en clave vocacional a través de todo y de manera transversal”.

"La cultura, lo que se ve, se sustenta en lo que no se ve, que es la manera de hacer las cosas. Lo que se convierte en cultura es cuando esa misión se vuelve práctica y se transmite y eso se vuelve así cuando todo se vuelve transversal".

El jesuita prosiguió aclarando que: “La cultura, lo que se ve, se sustenta en lo que no se ve, que es la manera de hacer las cosas. Lo que se convierte en cultura es cuando esa misión se vuelve práctica y se transmite y eso se vuelve así cuando todo se vuelve transversal. Desde donde hacemos estas cosas, desde el deseo de ayudar a otros a encontrar el sentido. Se trata de mirar con otra perspectiva lo que ya tenemos dentro de la misión compartida, eso es cultura”.

Finalizó con los cuatro caminos a los que apunta el documento de cultura vocacional de la provincia en los que es necesario trabajar en las universidades:

El de desarrollar la espiritualidad, hacer silencio y escucharse por dentro para conocerse y conocer a otros. Necesario para encontrar un camino de sentido y de plenitud a través del reconocimiento propio.

Despertar preguntas, no es lo mismo preguntar qué quieres estudiar, en qué quieres trabajar o quién quieres ser. La pregunta vocacional nos debe poner en movimiento y debe empezar lo ante posible con el fin de acertar. Esto supone la necesidad de acompañar procesos, de tiempo para escuchar, proponer activamente espacio de reflexión.

"La pregunta vocacional nos debe poner en movimiento y debe empezar lo ante posible con el fin de acertar. Esto supone la necesidad de acompañar procesos, de tiempo para escuchar, proponer activamente espacio de reflexión".

Con respecto al concepto de virtudes vocaciones, hablamos de virtudes porque vivimos en un mundo sin horizonte sin sentido y sin esperanza en el que hace falta algo sólido sobre lo que construir la vida. La virtud supone lo necesario para crear una vida en clave vocacional. Uno crece porque se empapa de ello, que la cultura nos impregna.

De esta forma, Fonfo Alonso-Lasheras ha ofrecido reflexiones sobre cómo la universidad puede ser un lugar propicio para ayudar a los estudiantes a descubrir su vocación y ejemplos prácticos y experiencias relacionadas con la formación integral de los estudiantes a través de un coloquio en el que han participado numerosos miembros del personal de la comunidad universitaria de la Universidad Loyola.

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