Carlos Rodríguez: «Cuando un cliente llega al despacho, en parte, busca quitarse su problema para dejarlo en tus manos»

27/04/2021

Socio del Bufete Rodríguez Díaz, Carlos Rodríguez Díaz es asesor de entidades bancarias y dirección de procedimientos ejecutivos hipotecarios, así como experto en dirección jurídica de procedimientos judiciales de Derecho de Familia y en intervención en procedimientos arbitrales. En Loyola Másteres es profesor del Máster Universitario en Abogacía.

(P): ¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?

(R): La actuación en Sala. Para mí ese es el momento en el que un abogado se desarrolla como tal. Pero es cierto que el tiempo y la experiencia te vuelven más práctico y prudente y te hace tener muy presente aquel viejo dicho de ‘Más vale un mal acuerdo que un buen pleito’. Piensas mucho en el cliente.
Cuando un cliente llega al despacho, en parte, busca quitarse su problema para dejarlo en tus manos. Necesita descargarse un poco y sentir a alguien a su lado. Y en muchas ocasiones es más seguro un acuerdo que el riego de un pleito.

(P): ¿Cómo ha afectado la pandemia a los despachos de abogados?

(R): Debemos distinguir varios escenarios. Por una parte, nos ha obligado a ahondar rápidamente en la digitalización. La abogacía es un sector un poco tradicional y receloso de los cambios y las transformaciones y la pandemia nos ha “ayudado” a realizar una transformación, que de manera voluntaria, nos hubiera costado más tiempo implementar.
Por otra, nos ha obligado a un esfuerzo muy importante de adaptación, pues el cambio de normativa y la apertura de escenarios y realidades nuevas, nos ha obligado a enfrentarnos a situaciones desconocidas hasta ahora. En este sentido sí he notado un enorme compañerismo e intercambio de sinergias entre despachos y compañeros que, siendo competencia, hemos antepuesto la generosidad y el buen servicio al cliente por encima de cualquier otra realidad.

(P): En el Máster Universitario en Abogacía de Loyola Másteres imparte usted el módulo ‘Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos (Conciliación, Mediación y Arbitraje)’. ¿Qué tipo de conflictos está viendo recientemente en su despacho, que estén producidos por la situación en la que nos encontramos?

(R): La pandemia, entre otras consecuencias, ha ahondado en la ya de por sí colapsada situación de la Administración de Justicia. No es algo nuevo, viene de lejos, pero esta situación la ha acentuado aún más. En este sentido, los métodos alternativos de resolución de conflictos, y más concretamente el Arbitraje que es la materia que imparto en el Máster, es una gran oportunidad para agilizar la solución de las controversias, con las mismas garantías que nos ofrece el procedimiento judicial y una profesionalidad y agilidad que genera confianza entre las partes.

(P): ¿Cuáles serán los principales retos a los que tendrán que enfrentarse nuestros estudiantes cuando comiencen sus prácticas profesionales?

(R): La competencia, sin duda, es un reto. Ello nos obliga a una sólida formación, incluso a una especialización por la inabarcable legislación actual. Pero eso choca con mi concepto de que el abogado debe tener una base general de todo el ordenamiento y las ramas del derecho y, sobre ello, encaminarse por alguna de esas ramas, pero sin especializaciones excesivas que terminen en un encasillamiento del abogado.

(P): ¿Qué destaca del Máster Universitario en Abogacía de Loyola Másteres?

(R): El nivel del claustro de profesores, la amplia visión que ofrece del mundo de la abogacía y las oportunidades profesiones que pueden surgir para aquellos alumnos que lo den todo y aprovechen cada día del curso.

(P): ¿Qué recomendación le daría a los estudiantes del máster, que le hubiese gustado recibir a usted cuando comenzó a trabajar?

(R): Que aprovechen cada día del Máster. Que trabajen en profundidad los casos que se les planteen y disfruten de cada una de las sesiones. Nunca van a volver a tener a su disposición un elenco de profesionales tan variado y cualificado como el que le ofrece el Máster. Que “expriman” a los profesores, que les consulten, que les pidan consejo y asesoramiento. Con los profesionales que dan clase, la mejor entrevista de trabajo que pueden hacer es la de aprovechar al máximo la clase de cada día. Y cuando comiencen a trabajar, igual. Que trabajen duro y que continúen con su formación. Que sean proactivos, curiosos, creativos. Que no tengan miedo a hacer propuestas en sus despachos.

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