Olga Prian, neuropsicóloga y profesora del Máster Universitario en Neuropsicología de Loyola Másteres, escuela de posgrado de la Universidad Loyola, ha explicado a los estudiantes la importancia de la evaluación neuropsicológica como principal arma de prevención contra el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas.
“No todos los problemas de memoria son debidos al Alzheimer, siendo algunos de ellos provocados por factores vasculares, alteraciones del estado de ánimo u otras causas”. Por ello, los neuropsicólogos son unos de los especialistas con mayor demanda actualmente, debido al aumento de progresivo de la población, que lleva asociado deterioros cognitivos.
La evaluación neuropsicología consiste en la valoración del funcionamiento cognitivo, emocional y conductual, mediante el empleo de entrevistas clínicas y la administración de pruebas o test de evaluación de dichas funciones. Fundamentalmente se utiliza en casos de sospecha de deterioro cognitivo por una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer, ante un daño cerebral adquirido como un ictus o un traumatismo craneoencefálico. “La empleamos cuando queremos ver si algunas de las funciones cerebrales como la memoria, la atención, el lenguaje, nuestra capacidad de planificar o de resolver problemas o nuestra conducta se han alterado”, concluye Olga.
“El empleo conjunto de todas estas estrategias ha mostrado evidencias de mejora en la calidad de vida y en los síntomas afectivos, fundamentalmente en los primeros meses de tratamiento”.
El objetivo final de la evaluación neuropsicológica es conocer el grado de las patologías presentadas para plantear tratamientos neuropsicológicos y pautas en la vida diaria con las que "frenar" y/o mejorar la calidad de vida de los pacientes. Para ello, los neuropsicólogos se centran en dar pautas a la familia para intentar minimizar los posibles conflictos que surgen en el hogar, por ejemplo, por los olvidos, alteraciones o cambios en la personalidad. También, pautas para que mantengan una vida social y familiar activa, y emplear con el paciente directamente técnicas de estimulación cognitiva.
En España, se calcula que sufren depresión el 5,2% de la población, es decir, más de dos millones de personas. En la provincia de Sevilla, unas cien mil. Con la COVID-19, Olga explica que los casos, desde le punto de vista neurológico, han sido más graves. “La depresión puede llegar a afectar a la función cognitiva porque, como digo siempre, nos deprimimos porque tenemos cerebro”.
La neuropsicología, un ámbito interdisciplinar que relaciona la conducta con la actividad cerebral del ser humano
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