Cuando César Ruiz terminó su grado en la Universidad Loyola, tenía claro que quería seguir formándose. Su compromiso con la excelencia académica y personal fue reconocido con el Premio a la Excelencia, lo que le permitió acceder al doble Máster Universitario en Dirección de Empresas (MBA) + Máster Universitario en Ingeniería Industrial.
Hoy, echa la vista atrás con la satisfacción de haber aprovechado una etapa clave en su desarrollo profesional y personal. “Haber recibido el Premio a la Excelencia fue una gran satisfacción personal. Ya durante el grado terminé con muy buenas sensaciones, y este reconocimiento me permitió continuar mis estudios en una institución que ya conocía y valoraba. Es un impulso que reconoce el esfuerzo y motiva a seguir creciendo”, comenta César.
Este premio le ofreció la oportunidad de continuar su formación en un entorno familiar, pero con nuevos desafíos. Apostó por un doble máster exigente, que combina la visión técnica propia de la ingeniería con una preparación empresarial estratégica.
“El trato cercano y el interés real de la universidad por el desarrollo del alumnado hacen que te sientas acompañado en todo momento. Se crea un ambiente donde profesores y alumnos comparten el objetivo de mejorar y avanzar”.
Una formación práctica, humana y conectada con la realidad
César destaca el enfoque práctico del máster y la cercanía del equipo docente como aspectos clave de su experiencia. “En el máster, la mayoría de profesores son profesionales en activo, lo que aporta una visión muy práctica y conectada con la realidad del mercado laboral. Las clases no se centran únicamente en teoría, sino que se basan en experiencias reales”.
El doble máster en Ingeniería Industrial y MBA de Loyola está diseñado para formar perfiles altamente demandados: ingenieros con visión empresarial, capaces de liderar proyectos, tomar decisiones estratégicas y adaptarse a entornos complejos y cambiantes.
Esta combinación ofrece una clara ventaja competitiva para quienes desean ampliar su horizonte profesional más allá del ámbito puramente técnico. Las habilidades de liderazgo, gestión y visión global que se adquieren en el MBA complementan a la perfección la sólida formación técnica en ingeniería.
“He aprendido muchísimo, he disfrutado del camino y me he sentido acompañado. Para mí ha sido una experiencia muy enriquecedora tanto a nivel académico como personal. Si tuviera que volver a tomar la decisión, lo haría de nuevo sin dudarlo”.