Eduardo Sánchez Uzcátegui, profesor de Enfermería: perspectiva de género, edadismo y pensamiento ignaciano

12/05/2025

Tras más de 15 años ejerciendo como profesor de Enfermería en la Universidad de Los Andes (ULA), Eduardo Sánchez Uzcátegui vino a España, movido por la situación socioeconómica y política de su Venezuela natal y la oportunidad de continuar con su trayectoria investigadora. “Mi idea inicial no era quedarme, sino venir, actualizarme, aprender un poco… Pero, debido a las circunstancias, terminé quedándome”, comenta.

Este profesor de Enfermería de la Universidad Loyola cuenta con una licenciatura, dos másteres y dos doctorados, cursados en diferentes centros universitarios de Venezuela y España. En su propósito por seguir profundizando en sus conocimientos, se encuentra realizando un tercer doctorado y mantiene varias líneas de investigación, además de impartir clases.

PREGUNTA (P): ¿Cómo desarrollas actualmente la línea de investigación sobre Historia de la Enfermería?

RESPUESTA (R): Siempre la he desarrollado a lo largo de mi carrera como profesor universitario, tanto en Venezuela como en España. Creé un grupo de investigación, llamado Historia y Pensamiento Enfermero y la revista digital Enfermería Historia e Investigación (EHI), además de fundar un museo de la Enfermería en la ULA. Ahora esta línea de investigación la pretendo desarrollar aquí, en Córdoba. De hecho, estoy estableciendo contactos con enfermeras jubiladas para empezar a hacer investigación en historia de la enfermería local.

Por otro lado, imparto varios seminarios dentro de la materia Marco Teórico y Disciplinar en Enfermería. Uno de ellos consiste en hacer un análisis iconográfico y cronológico de sellos postales universales en los que aparecen imágenes de enfermeras. Hay un gran bagaje de sellos postales como, por ejemplo, de enfermeras santas y enfermeras tan icónicas como Isabel Zendal. Con ello, el estudiante puede hacer un análisis y profundizar en un momento de la historia de la Enfermería.

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(P): ¿Por qué su interés en investigar con perspectiva de género?

(R): Porque, a pesar de que soy hombre, notaba siempre que hay ciertas condiciones sociales y culturales que han afectado a las mujeres. En su momento, quería darle el enfoque desde la Enfermería, pero como migrante me di cuenta de que tenía ciertas condiciones que me llevaban a vivir lo que vive una persona migrante. Viví el duelo migratorio, conocí grupos de migrantes, viví las condiciones interseccionales del sistema o de las sociedades de acogida… Hice un estudio sobre afrontamiento, migración e interseccionalidad para ver cómo estas mujeres lo afrontaban y cómo la sociedad las ubicaba.

(P): En los últimos años también ha estudiado sobre la atención a los adultos mayores.

(R): Pienso que las sociedades siguen envejeciendo de forma abrumadora y no nos damos cuenta de ello. Veo que hay muchos estereotipos que están muy presentes en la sociedad. De ahí mi interés en hacer un análisis en la sociedad española, sabiendo que es una sociedad que está envejeciendo a grandes pasos, pero que los estereotipos, el edadismo, siguen estando presentes. Eso nos está afectando en cuanto a políticas de salud pública y políticas nacionales.

El próximo curso, voy a ser profesor de la asignatura Enfermería del envejecimiento. Fue una de las razones por las que me dije: “Si voy a ser profesor en esta materia, voy a investigar en cuestiones de personas mayores, tengo el máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona y las Relaciones (por la Universidad Internacional de La Rioja), tengo recursos de investigación… Pues hago otro doctorado”. Actualmente, estoy realizando un doctorado en Envejecimiento y Fragilidad por la Universidad de Murcia.

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(P): ¿Cómo está siendo tu experiencia como docente en la Universidad Loyola?

(R): Comencé el año pasado. Vivía en la Comunidad de Madrid, trabajaba en una residencia, y decidí mudarme para acá y comenzar en este proyecto. El Grado en Enfermería es un programa nuevo, que tiene mucho potencial. Y me siento muy identificado con esta universidad jesuita.

(P): ¿Cómo aplicas el pensamiento ignaciano a tu enseñanza?

(R): Me pareció muy interesante el hecho de que cuando ingresamos como profesores recibimos una formación del pensamiento y los valores de la Universidad. Me parece estupendo porque toda universidad amerita de que los profesores tengan sentido de pertenencia y preocupación por el quehacer universitario.

Me llegó un correo el año pasado de los Cuadernos Ignacianos y me parecieron superinteresantes. Cuando me pongo a leerlos, veo que lo que está descrito allí es lo que de alguna u otra forma aplicamos en el ejercicio docente. Cada cuaderno especifica algunas guías que nos sirven para reflexionar.

Uno de los cuadernos es el de la Codocencia. De alguna manera, nosotros tratamos de desarrollar una interacción del estudiante; que no sea solamente un receptor de la información, sino que sea copartícipe de esta enseñanza. Otro es El debate ignaciano, que creo que está muy relacionado con los enfoques humanistas y la filosofía humanista que desde la Universidad tratamos de fomentar mediante el diseño de los programas de estudio.

En definitiva, creo que hay un factor muy importante, y es que tú sientas esas ganas de servir a los demás, de enseñar, de que no vienes solo a dar clases. Sino que eres una persona que en verdad te preocupas por los otros, tanto por la formación profesional de los alumnos como por enseñarles para aprender para la vida.

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