Cuando Isidora Lecaros decidió dejar Chile para venir a España a cursar el Máster en Intervención Psicológica en Infancia y Adolescencia en la Universidad Loyola, lo hizo con un propósito claro: formarse al más alto nivel para poder acompañar mejor a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
Su paso por Loyola no solo ha sido un reto personal y académico, sino también un reconocimiento a su esfuerzo y trayectoria. Gracias a su excelente expediente, recibió el Premio a la Excelencia, que le permitió financiar parte de sus estudios y hacer realidad su proyecto académico en otro país.
“Recibir el Premio a la Excelencia fue una alegría enorme. Supuso un alivio económico importante, pero sobre todo, fue un impulso emocional. Me sentí valorada y respaldada por la universidad desde el primer momento”.
Una experiencia transformadora en el corazón de Andalucía
Isidora destaca su paso por la Universidad Loyola como una experiencia integral y profundamente enriquecedora. “No solo me llevo nuevos conocimientos, sino también herramientas prácticas y una mirada más amplia sobre cómo intervenir en la salud mental infantil desde distintos contextos”.
Para ella, uno de los aspectos más valiosos del máster ha sido el enfoque práctico y el acompañamiento del profesorado. “El equipo docente está muy comprometido. Se nota que disfrutan enseñando, y eso se transmite. Además, el trato es muy humano y cercano”, comenta.
Además de la formación en el aula, Isidora ha valorado especialmente las prácticas profesionales y el contacto directo con realidades sociales diversas. “Poder ver de cerca el trabajo en centros especializados me ha dado seguridad y confianza. Sales preparada para actuar con criterios sólidos y éticos en situaciones reales”.
Una mirada internacional, una vocación compartida
Como alumna internacional, Isidora también ha vivido el máster como una oportunidad para compartir su cultura, abrirse a nuevas perspectivas y formar parte de una comunidad académica diversa y acogedora. “Venir desde otro país da un poco de vértigo al principio, pero en Loyola me sentí en casa desde el primer día. La universidad te acompaña en todo el proceso y te hace sentir parte del proyecto”.
Su experiencia es un testimonio del carácter global y humano de la formación que ofrece Loyola: un lugar donde el conocimiento se construye desde la diversidad y con una fuerte vocación de transformación social.
Ahora que ha terminado el máster, Isidora se siente preparada para afrontar los próximos desafíos profesionales, tanto en España como en su país de origen. Su objetivo: seguir contribuyendo al bienestar emocional de niños y adolescentes con sensibilidad, conocimiento y compromiso.
“Volvería a elegir Loyola sin dudarlo. Ha sido una etapa que me ha marcado y que me ha confirmado que estoy en el camino correcto”.
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