Raúl Soriano: "Los profesionales que tratan adicciones deben conocer mejor la naturaleza de los nuevos fenómenos"

07/08/2020

Raúl Soriano, Licenciado en Sociología y Diplomado en Trabajado Social, forma parte del claustro del Máster en Intervención Psicológica en Adicciones de Loyola Másteres.

 

El experto con 25 años de experiencia en prevención del VIH es Consultor del Plan Nacional sobre el Sida de la Subdirecció General de Drogodependències de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias y la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Coordinación de la guía “Abordaje del fenómeno del chemsex”. Experiencia laboral en el AIDS Healthcare Foundation y el Chelsea & Westminster Hospital de Londres (Reino Unido) así como en el Sydney Medically Supervised Injecting Centre de Sydney (Australia).

Pregunta (P): ¿Cómo cree que afrontan los servicios de salud pública el tratamiento psicológico y social de las enfermedades asociadas al consumo de sustancias adictivas?

Respuesta (R): Pienso que es necesario seguir reforzando el abordaje de los aspectos psicosociales en el ámbito de las adicciones. Como sociólogo me preocupa también la complejidad de las conductas adictivas relacionadas con el uso de tecnologías como, por ejemplo, las aplicaciones de contactos. En el caso del chemsex, a través de estas App es muy fácil adquirir sustancias, así como encontrar personas con las que consumirlas. Creo que es necesario que los profesionales de las adicciones conozcan mejor la naturaleza de estos nuevos fenómenos, así como sus implicaciones e impactos, incluyendo aquellos que tienen que ver con aspectos psicológicos y sociales.

(P): ¿Cómo ve como experto que ha evolucionado la sociedad y los poderes públicos a la hora de tratar las adiciones en el contexto LGTBQ+ y sus consecuencias en la salud de este colectivo? ¿Cómo observa esta evolución?

(R): La aceptación social de las personas LGTBQ+ en España ha mejorado notablemente durante las últimas décadas. Sin embargo, las evidencias disponibles, como las recopiladas en el informe State of the Art del programa Health4LGBTI de la Comisión Europea, muestran que los miembros de esta comunidad presentan situaciones de salud diferenciadas respecto al resto de la población. Los hombres gais o bisexuales son entre dos y tres veces más propensos a presentar un problema psicológico o emocional de larga duración (incluyendo ideación suicida y suicidio, abuso de sustancias y autolesiones) en comparación con la población general. Y existen además factores sociales externos que, como el estigma, el bullying o las agresiones homófobas, tienen un impacto en su salud y bienestar. Creo que todavía estos aspectos no son lo suficientemente conocidos por parte de muchos profesionales y decisores políticos.

(P): ¿Cree que el “chemsex” sigue siendo más propio del colectivo LGTBQ+? ¿Ha observado una evolución a la totalidad de la población este tipo de adicciones?

(R): Hay otros consumos de drogas que se producen en contextos sexuales, como el de las mujeres que practican la prostitución y sus clientes, el de las parejas que acuden a clubs de swingers, el de quienes consumen drogas mientras visionan pornografía... Sin embargo, las sustancias utilizadas, las vías de consumo, la forma de acceso, la duración del episodio, el número de personas que pueden participar de manera simultánea o secuencial, la prevalencia de infecciones de transmisión sexual y su riesgo de su transmisión, etc. son diferentes en cada tipo de contexto. Por eso hay un consenso internacional para reservar el término chemsex para referirse únicamente a ese formato de consumo de drogas vinculado a la cultura sexual gay. Es un fenómeno cultural concreto, que no sería equiparable a otros consumos en contextos sexuales.

(P): ¿Qué perfiles echa en falta en su trabajo con respecto al tratamiento de adicciones? ¿Cree que es necesario formar a un perfil concreto en este tipo de intervenciones?

(R): Las necesidades de salud de quienes tienen prácticas de chemsex pueden requerir atención por parte de varios servicios diferentes, incluyendo profesionales de las adicciones, de la salud mental, de la salud sexual... De modo que entiendo que la atención debe ser coral, no hay una sola figura que pueda abarcar todos esos tipos de atención. Pienso que, además de los profesionales que ya participan en esos abordajes, sería necesario incorporar sexólogos a los equipos de los centros de referencia que atienden un mayor volumen de usuarios de chemsex.

(P): ¿Qué valores y formación cree que son necesarios para un profesional experto en el tratamiento de adicciones?

(R): El punto de partida debe ser el respeto, la escucha, y evitar juzgar moralmente cualquier comportamiento. En cuanto a la formación, como cada profesional cuenta con su bagaje y expertise previo, el tipo de conocimientos complementarios a incorporar dependerá de su perfil. Es necesario familiarizarse con el conocimiento relativo a las sustancias consumidas (mefedrona, GHB, cocaína, metanfetamina, ketamina, popper etc.). Resulta también imprescindible incorporar competencias culturales LGTBQ+ para comprender la naturaleza del fenómeno del chemsex, los contextos de consumo, el significado cultural del mismo, y las necesidades de salud de este colectivo. Igualmente, buena parte de los usuarios demanda atención basada en la reducción de riesgos, por lo que es pertinente incorporar herramientas para trabajar desde este enfoque y conocer mensajes de salud específicos.

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