La ansiedad es un malestar intenso que interfiere en la vida de una persona y se caracteriza por una gran variedad de síntomas que pueden aparecer en mayor o menor intensidad y frecuencia. Algunos de estos son palpitaciones, sensación de ahogo, sudoración, temblores, dolor de cabeza, dolor abdominal, náuseas, sensación de mareo, entumecimiento, etc. Existe una amplia variedad de trastornos de ansiedad, pero en general todos se caracterizan por miedo intenso y/o preocupación excesiva. Esta sintomatología interfiere de manera significativa en la vida de las personas que la sufren, siendo necesaria una intervención especializada e individualizada.

La depresión es un trastorno mental común, que según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta al 5% de la población mundial. Es la principal causa mundial de discapacidad y sus síntomas principales son la presencia de un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) y la pérdida de interés o disfrute en actividades. También pueden aparecer sentimientos de culpa, dificultad de concentración, desesperanza, alteraciones en el sueño y/o apetito y pérdida de energía.

La conducta adictiva hace referencia a cualquier actividad, sustancia, objeto o comportamiento que supone el centro de la vida de una persona y cuyo consumo se da de manera repetitiva, compulsiva y sin control, afectando en gran manera en el ámbito social, personal y laboral de una persona. Se caracteriza por la necesidad de incrementar la cantidad de dicho consumo en el tiempo para lograr los efectos anteriores (tolerancia) y por la presencia de efectos desagradables a nivel emocional y físico cuando dicho consumo es interrumpido (síndrome de abstinencia). Un profesional especializado en este ámbito es esencial para el adecuado abordaje de estos casos.

La neuropsicología es la especialidad de la psicología que aplica los conocimientos científicos que actualmente disponemos sobre el funcionamiento del sistema nervioso para explicar y conocer en mayor profundidad el comportamiento humano a lo largo de todo el ciclo vital. En el ámbito clínico, esta especialidad se centra en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de alteraciones cognitivas (p.ej., atención, memoria, lenguaje), emocionales (p.ej., percepción de emociones, manejo emocional), y conductuales (p.ej., control de impulsos, hiperactividad, socialización), en el contexto de cuadros neurológicos. Es una especialidad de gran utilidad en la atención multidisciplinar a los trastornos del desarrollo neurológico (p.ej., discapacidad intelectual, trastornos por déficit de atención con hiperactividad, trastornos del espectro autista, trastornos del desarrollo del lenguaje, o trastornos del aprendizaje como la dislexia o la discalculia), así como en los casos de daño cerebral sobrevenido (p.ej., ictus, traumatismo craneoencefálico, epilepsia), y enfermedades neurodegenerativas (p.ej., Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple). En general, se trata de una especialidad que estudia el comportamiento humano (cognición, emoción, acción) y su relación con el funcionamiento del sistema nervioso, con el objetivo de conseguir la mayor funcionalidad y calidad de vida posible de personas con alteraciones neurológicas o en riesgo de padecerlas.